Día 6: Decisión Final

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Al igual que algunos sollozos.

Se dejó caer de rodillas, con una mano sobre el pecho y la otra apoyada en el pasto. El pecho le dolió incluso más, así como la garganta que dejaba escapar esos sollozos a medias. Estaba esforzándose en no dejarlos salir y contenerlos a la fuerza. No quería llorar en ese momento. No quería sentirse frágil otra vez...

Me lo tengo merecido. Pensó, y comenzó a culparse por todo. Él sabía que Eijirō estaba bajo los efectos del quirk, y aun así, sabiendo que su corazón corría peligro, decidió sacrificarlo para obtener una oportunidad a su lado. Pero, en lugar de eso, termino por poner el pelirrojo en una encrucijada, misma que podría lastimar a Bakugō. Se lastimo a sí mismo y lastimo a Todoroki que no tenía la culpa de nada.

Las lágrimas caían como cascadas de sus ojos, atravesando sus mejillas y cayendo por su barbilla hasta perderse y servirles al pasto como riego.

¿Por qué el amor debía doler tanto? ¿Por qué debía enamorarse justamente de Kirishima? No entendía que clase de castigo había cometido en su vida pasada para estar pagando ahora esa clase de precio. Toda su vida había sido una pendiente inclinada llena de luchas difíciles que si bien le habían hecho la persona fuerte que era ahora, no consideraba justo que el amor fuera incluso más difícil o se le sumara a todas las cosas por las que debe luchar. Preferiría luchar contra Stain otra vez, contra los Nomu o contra cualquiera, incluso contra Shigaraki Tomura, si el ganar o recibir una golpiza, le garantizaba que ya no se sentiría así de mal. Pero no era el caso...

Se sentía tan débil...

—Los héroes no lloran...—Dijo, en un intento de consolarse. Limpio sus lágrimas, pero estas continuaban cayendo sin poder detenerse. —Los... los héroes no lloran—Insistió.

Pero por más que lo repitió nunca pudo detener esas lágrimas.

—Los héroes si lloran... Porque también somos personas—Escucha que alguien dice. Dicha persona que se acerca a paso lento hasta llegar a su lado.

—Senpai... ¿Q-Que hace aquí?—Izuku inmediatamente trata de controlarse y limpiar su rostro así como las pocas lagrimas que siguen recorriendo sus mejillas.

Mirio llegaba con él. Llevaba una botella de agua, y un empaque de galletas de vainilla a la mitad. El rubio lucia unos shorts rojos y una playera de tirantes anchos en color blanco.

—Te vi corriendo hace unos minutos—Responde, y se sienta al lado del pecoso. —Te llame, pero no respondiste. Tuve que seguirte corriendo. Menos mal que estaba hasta acá—

Es ahí donde Midoriya se dio cuenta de donde estaba específicamente. Habían pasado las instalaciones de U.A y se encontraban casi al lado opuesto de los dormitorios. En una zona de jardines.

Togata le invita a sentarse a su lado, justo hacia donde se encuentra el enorme edificio de U.A. Mismo que se alzaba majestuoso como siempre. Debido a las horas, que realmente no estaba seguro de que hora sería, el cielo empezaba a ser iluminado por el sol, muy débilmente los rayos empezaban a bañar las paredes de U.A

—Quiero suponer que seguiste mi consejo... Y... que ha terminado mal por lo que veo—Menciona el rubio, abriendo nuevamente ese empaque de galletas. No está seguro si saber dar consejos es parte de ser un héroe también. De ser así, está seguro que no llevaría una buena nota.

Izuku se sienta en posición de loto, y observa a su superior. No ha seguido realmente su consejo, o al menos no lo ha hecho tan al pie de la letra. Su corazón está demasiado mal ahora como para pensar en querer "luchar" por ganarse a Eijirō. Lo único que hizo fue entregar su amor y ser "rechazado".

7 DíasWhere stories live. Discover now