—Entonces... —habló queriendo romper el silencio— Empecemos.

El sonido de las teclas de laptop y los trazos del grafito en las hojas de papel inundaron la mayoría del ambiente. De vez en cuando surgían dudas entre ellos, por lo que consultaban con la misma computadora y el problema se esfumaba, pero no el vacío silencio.

Tomaron una, dos y mil notas que servirían para detallar el informe. A pesar de todo, Taehyung pensó en lamentarse al no tener mayor conocimiento sobre el tema, pero grande fue su sorpresa al ver lo inteligente que era Jungkook.
Sabía entre curiosidades como mitos sobre el organismo humano, las más interesantes historias y fisiologías.
Le felicitó y admiró incontables veces, haciendo a Jungkook rascar su nuca más de una vez.

Al dar las seis de la tarde, sus párpados se sentían pesados y sus puños acalambrados, como si sus cuerpos fueran a desfallecer de lasitud.
No obstante, el tiempo pareció volar al sentir terminar la mitad del trabajo.

—¿Quieres tomar algo?

Taehyung se la ha pasado echándole miradas a Jungkook, y al hacerlo, la mayoría de estas veces le vio lamer la comisura de sus labios. Éstos se veían resecos como la piel de un camaleón.

Jungkook no se dio cuenta de aquello y sólo le dirigió la mirada ante su pregunta.

—¿O prefieres alguna bebida, jugo...?

El menor se lo pensó un momento y miró por la ventana desde su asiento.
Con solo mirar hacia afuera le hacía querer castañar sus dientes.

—Té... ¿Tienes té?

Tae le observó absorto.

—¿Tienes frío?

Jungkook realmente no sabía con exactitud lo que sentía su cuerpo, pero de verdad tenía una repentina ansiedad por tomar té en ese momento.

—Un poco... —Taehyung le sonrió asintiendo— ¿Tú también quieres?

—Al parecer, me has contagiado las ganas de beber té —rió y comenzó a impulsarse hacia atrás.

—Espera —le detuvo el menor. Éste tomó el control de los mangos de empuje y retiró a su compañero de la mesa, dobló a su izquierda para luego abrir una puerta que llevaba a lo que suponía obviamente ser la cocina.
Ésta era algo pequeña, pero pudo imaginarse todas las maravillas y manjares que podrían crearse con una cocina.

—La mayoría de veces, Jimin viene a verme y cocina de vez en cuando —mencionó encendiendo el hervidor de agua.

—¿Cocina para ti?

—Sí, lo hace bastante bien —habló mientras Jungkook deshacía el agarre de su silla y apoyaba su peso en una encimera—. Claro, no tan bien como mi mamá cocina —una risita que sonó como pequeñas campanas salió del castaño—. De verdad extraño su comida...

Jungkook observó cada rincón de aquella habitación, intentando grabar en su mente las memorias que hacía el día de hoy. Hasta que fijó sus ojos en la cocina a su derecha.

—Yo desearía saber cocinar.

Taehyung, quien no le había apartado la mirada ni un segundo, continuó.

camaleón ¹ • taekookWhere stories live. Discover now