Avispas

15 3 3
                                    

Todos los veranos son lo mismo, los aleros del techo de mi casa se llenan de avispas, abejas y otras alimañas que pretenden localizar sus nidos allí. Y todos los años es lo mismo, me pongo el mameluco y el casco de soldar, improviso una antorcha con un palo, estopa y alcohol y salgo a pasear con mi escalera de dos metros. Y mi mamá anda por detrás, me grita que tenga cuidado, que no deje que me piquen, que no me vaya a quemar con un trozo de panal en llamas, que mantenga el equilibrio.

Pero la última vez fue diferente. Estaba caminando sobre el techo, cuidaba de no pisar las tejas por el medio porque se parten y estiraba mi brazo lo más que podía para alejarme de mis víctimas. No me di cuenta que estaba anocheciendo y que las avispas a esa hora volvían al panal, y me vieron. Vieron fuego y reconocieron quien lo provocaba. Y me atacaron. Yo bailaba sobre las tejas rojas mientras trataba de terminar con el panal con el brazo extendido y de esquivar las avispas con el cuerpo. No tiraban a matar porque no apuntaban sus aguijones, pero me golpeaban con sus diminutos cuerpos y yo temía que se cansaran y finalmente me picaran. Entré en pánico, trastabillé y, por no pisar una teja en medio, giré mal y caí.

Rodé por horas eternas y vi toda mi vida pasar ante mis ojos, recordé absolutamente todo, incluso dónde dejé el aro que perdí hace tiempo. Me vi caer, me vi aterrizar sobre el suelo, me vi durmiendo allí.

Afortunadamente, pude agarrarme del borde del techo con una mano y un pie y paré de rodar, la antorcha aún estaba encendida en mi otra mano. Me di cuenta cuando estuve a salvo que vi mi futuro, y que afortunadamente ese futuro no ocurrió.

—¿Estás bien? ¿Qué fue ese ruido? —me pregunto mi mamá cuando me perdió de vista.

—Sí, no pasa nada —le grité con mezcla de festejo y angustia por el julepe que me pegué.

Creerán que nunca más me atreví a subir al techo a matar alimañas. En realidad no hizo falta, porque este año no vi ni avispas ni abejas y no hubo plagas de ningún otro bicho. Dicen que los químicos con los que están fumigando los campos las matan o las obligan a migrar. Yo me pregunto, ¿qué tipo de efecto tendrán sobre los humanos y los animales?


Basado en hechos reales

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Basado en hechos reales.

Basado en hechos reales

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Relatos para Desvelarse [eBOOK A LA VENTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora