Basta de Juegos Pt. II -Fátima-

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Mi primera reacción fue abrir la boca pese a no estar segura de qué saldría de ella. No hizo falta que lo pensara demasiado, porque Gianmarco se volvió hasta darme la espalda y se marchó velozmente. Pude adivinar que saldría al balcón, y estaba deseando hacer lo mismo que él: Huir. Tuve que tragarme el corazón, la impotencia y el ataque de nervios antes de correr apresuradamente hacia la puerta de salida, empujando personas al pasar e hiperventilando por la impresión. Por la decepción también, no voy a mentir. Creo que aquella era la última reacción que esperaba de producirse un encuentro.

Una mano me aferró por la muñeca y me voltearon. Me encontré frente a frente con la mueca cargada de culpabilidad de Bahiana.

—¿Me lo hicieron a propósito? —farfullé con la voz ahogada. No sé si ella podía escuchar lo que yo decía, pero puedo jurar que sí, pues su rostro estaba descompuesto por lo mal que se sentía. —¡¿Ustedes sabían?!

—Fati, no podés irte así...

Me solté de su agarre e intenté ir hacia la puerta una vez más, pues mis lágrimas comenzaban a rebalsar y no me quedaría a humillarme de aquel modo. Bahiana me interceptó y me tomó por los brazos, preocupada.

—Noah lo conoció en el restaurante en que trabaja y atamos cabos —me explicó en un farfullo veloz y nervioso—. Creímos que necesitaban encontrarse para hablar de esto...

—¡Nada les da el derecho a meterse así! —le espeté entre lágrimas.

Sabía que su intención era buena, solo que me expusieron a ese rechazo que tanto temía sentir en carne propia. Durante muchas noches, intenté convencerme de que no tenía el verdadero número de Gianmarco, que quizá había perdido el teléfono o que, siendo un poco más realista, estaba enojado conmigo, pero podría superarlo. Ahora me encontraba ante la innegable prueba de que no sería así, y hubiese preferido ahorrármelo.

—Sólo queremos darles una oportunidad —aclaró Bahiana de forma suplicante—. Queremos que se den una oportunidad...

—No tienen derecho a hacernos esto...

—¿Qué más grave que lo que se hacen ustedes mismos? —susurró ella a pocos centímetros de mi rostro—. No hables con él si no querés, pero los dos están pasándolo mal.

Era evidente que sí y, sin embargo, no encontraba el valor suficiente para seguir ahí. Quería volver a mi departamento e intentar digerir aquello a solas. Mi determinación flaqueó cuando Bahiana me abrazó efusivamente, derribando esos muros que a veces intentaba levantar de nuevo. Mi pecho tembló por la vibración de los escombros estampándose a mis pies y mis rodillas flaquearon ligeramente. Bahiana me sujetó con más fuerza, que es lo que se supone que las buenas amigas hacen.

—Perdón —murmuró a mi oído—. Pensamos que saldría bien...

Quizá yo hubiese actuado igual de haberla visto sufrir por Noah, no estoy segura porque nunca hice la gran cosa por otra persona desinteresadamente. Me esforcé mucho por Gianmarco, pero lo hice por mí, lo hice para poder acercarme sin tener miedo. Digo que no estoy segura porque ahora sé algunas cosas más sobre lo que significa querer a alguien, y creo que hay pocas cosas que no haría por Bahiana.

Hija de la Muerte -Ganadora de los Wattys 2018-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora