SÍ a los cambios

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¡Hola gente linda de a Wattpad! Acá Liz con otra de esas reflexiones fi(liz)óficas (aquí es donde todos ríen... ¿no? ¿En serio no?☹️ Bueno, jajaja).

Hoy les cuento que el fin de semana había estado ordenando mis cajones y me topé con cartitas y notas que amigos de hace años me dieron alguna vez. Me pareció muy gracioso toparme en repetidas ocasiones con la frase "nunca cambies" porque no me siento casi para nada la misma Liz que recibió esas cartas. Y porque estoy 99% segura de que también le escribí la misma oración a algunas personas alguna vez.

Eventualmente no seguí ese consejo y esas personas tampoco lo hicieron.

Y eso no tienen nada de malo.

Ahora que lo pienso, me parece bastante egoísta pedir alguien que no cambie. ¿Con qué derecho hacemos eso?

Somos seres humanos y no podemos obligarnos a quedarnos estancados, no podemos ser por siempre los mismos porque no nos vamos de este mundo de la misma manera en que llegamos y eso es completamente inevitable. Es obligatorio, es esencial, es parte del recorrido.

Me he encontrado a mí misma reflexionando y recordando con cierta nostalgia los días de mi niñez, mi época de secundaria o mis amigos de hace cinco años. Con algunos de ellos ahora ni siquiera hablo. Y no creo que esté mal. Eso no significa que ellos hayan sido malos amigos o que yo lo haya sido. En su momento fuimos grandes amigos, de eso estoy segura. Compartimos risas, momentos bobos y experiencias asombrosas, pero la vida acabó llevándonos por diferentes caminos.

Hace años escribí algo sobre ello en uno de mis cuadernos comparando a los amigos con los dientes de leche y los dientes para toda la vida.

Por supuesto que creo en las amistades eternas, no creo que necesariamente todo en esta vida tenga que terminar. Ese pensamiento me parece bastante deprimente. Yo por ejemplo, tengo amigos desde que nací (más o menos) y sé que pasé lo que pasé, siempre volveremos a unirnos porque ya son como familia. Y la familia es de eso que es para siempre.

A lo que voy, es que hay cosas que terminan, ciclos que concluyen y se convierten en recuerdos y es normal el deseo de querernos aferrar a nuestros recuerdos. Siempre hay resistencia al cambio y negación a dejar ir lo que ya fue.
Algo así pasó en la Edad Media cuando ya nadie hablaba latín y los "cultos" se aferraban insistentemente a mantenerlo como la lengua oficial, cuando el latín vulgar era lo que estaba (literalmente) en la boca de todos.
Gracias a esa negación (y a otros muchos aspectos de ese periodo de la humanidad) ahora contamos con poco material literario de la época.
Después, cuando finalmente se rindieron ante en INEVITABLE cambio, las cosas fluyeron y ahora tenemos lenguas preciosas como el francés, el italiano, el portugués, el ruso, ¡y nuestro bellísimo español!

Hey, yo también he llorado por amigos distanciados y por momentos terminados, incluso por series y canciones del pasado. Eso está bien. Es perfecto. Como dije antes: es natural. Sin embargo siempre debemos recordar que el futuro depara más de todo.

Más amigos, más experiencias, más aventuras.

Eventualmente esos nuevos amigos y esas nuevas experiencias influirán en nosotros, si tenemos suerte, de manera positiva.

Debemos estar abiertos a los buenos cambios aunque en su momento tal vez no parezcan mejores que nuestro presente. Debemos aceptarlos con actitud alegre y dar todo de nosotros por tomar lo mejor de cada situación y a su vez, dar lo mejor que podamos aportar de nosotros mismos siempre. Nuestra mentalidad y actitud es importantísima.

Y estancados en el pasado, el avanzar se volverá más pesado. Por eso hoy decidamos aprender de nuestros pasados, recordar con amor y caminar hacía al futuro (¡sí, como la película de Disney! Creo que ya he dejado muy en claro que el 99.999% de mis referencias tienen algo que ver con Disney).

Y recuerden:
"Venga lo que venga, disfrútalo". (Joseph B. Wirthlin, 2008)

Lizbeth.Where stories live. Discover now