—Creerás que estoy alucinando si te digo un secreto —contesté.

—Hmmm, lo dudo. Acabo de ver como tomabas la pastilla —dijo sin dejar de ver el libro.

Me acerqué a ella y bajé la voz.

—En esta casa ella vivía.

La cara de Brisa era como si de una noticia tan grande se hubiera enterado. Antes de que Brisa dijera algo, Otto y su novia llegaban con el almuerzo, por así decirlo.

Tomé un Cappuccino y un pan relleno de chocolate. Por unos minutos que estuvimos platicando, la cara de Brisa no cambiaba, eso me hacía sonreír pues ella siempre fue mi amiga aun cuando decidí entrar a un instituto mental, ha sido entonces la única testigo de mis miedos, mis aspiraciones, mis sueños y mis desilusiones.

Gracias a ella mi pensamiento sobre la amistad es ahora una gran parte de mí. No solo aprendí que el amor no es aquel que le daré a una chica para toda mi vida, sino aquel que comparto con todos los que están a mi lado.

Las personas a nuestro alrededor hablaban de sus propios asuntos, veía a algunas chicas reír a algunos chicos platicar. Las meseras jóvenes pasaban de mesa a mesa entregando cafés y pan o solo limpiando las elegantes mesas de madera y fuera de la cafetería estaba un mundo distinto. Autos pasaban y las personas en trajes caminaban entre más personas. La vida era la misma pero vista por dos puntos de vista que estaban más cerca de lo que parece. La vida es rutinaria y fantástica a la vez. Eso es lo que yo digo.

Otto contaba la historia de cómo es que conoció a Jane, mientras ella lo veía fijamente con una sonrisa tan grande en su cara. Pienso que cuando Otto habla de eso, ella viaja en una máquina de tiempo y llega a aquel momento. Siempre será como una primera vez cuando existe el amor. Me di cuenta de que todos tenían algo increíble que contar y yo no era una persona que le guste hablar de las cosas increíbles que existan en mi vida, no porque no me agrade, sino porque son recuerdos que hieren y trato de evitar eso, trato de evitar tener una recaída, después de todo, somos muy propensos a sufrir recaídas si somos individuos fáciles o con ánimos muy bajos.

Por alguna razón no guardé mi libro cuando Brisa dejo de verlo y entonces, ese libro estaba a la vista de todo mundo.

—¿Qué hay de ti, Cass? —preguntó Jane.

—Soy todo un rebelde, me gusta provocar a los brabucones del salón y golpearlos en el abdomen —contesté sarcásticamente burlándome de lo que me hizo Max.

Todos nos reímos un poco.

—Realmente, yo no soy el interesante, es mi hermano.

—Tu hermano es famoso, lo sabemos, pero yo quiero conocer lo asombroso de Cass —dijo Otto.

—Quiero ser un gran fotógrafo, quiero ser contratado por grandes personas para capturar sus momentos importantes. Esa es mi vida —contesté y le di un sorbo a mi Cappuccino.

Saqué mi móvil y les mostré una galería que hice para mi hermano, bueno, cuando antes él pertenecía a una banda llamada El Nexo.

—¿Tú tomaste las fotos, Cass? —preguntó sorprendida Jane.

—Sí, así es, aunque lo destacable de esta foto es Minerva, la única chica que está ahí.

—¿Por qué es destacable? —preguntó Otto.

Brisa y yo intercambiamos miradas y una sonrisa.

—Minerva era una simple fan del grupo, pero mi hermano se enamoró de ella.

—¿Tú te has enamorado, Cass? —preguntó Brisa.

Mi mejor amiga ya sabía que una vez me enamoré, pero mi mentalidad no se enfocaba en eso. Pues fue en esta misma casa hace unos años donde todo eso pasó. Debajo de estrellas, nubes moleculares y planetas.

Capítulo & VersoWhere stories live. Discover now