O7- Dulce Hogar

3.1K 234 12
                                    

Estoy sentada en un bar abarrotado, disfrutando de mi vodka cuando un hombre se sienta a mi lado. Intento no prestarle atención, pero hay algo tan familiar en él. No puedo entenderlo, pero siento como si hubiera conocido a este hombre antes. El cantinero se acerca y el hombre ordena un whisky de su estantería. Parece tenso, por como dobla sus manos juntas.



—Es un poco pronto para pedir alcohol, ¿no crees?—Pregunto, tomando un trago de mi vodka. Se gira hacia mí, dándome una sonrisa asesina que llega hasta sus hermosos ojos verdes.





—No lo creo—Dice, viendo hacia mi bebida. El barman desliza su vaso hacia el hombre, quien lo levanta y se gira hacia mí una vez más. Es joven, pero hay algo en su apariencia que me dice que es el tipo de persona que ha visto mucha basura—Salud—Dice, tomándolo de un trago. Lo juro, he visto a este hombre antes, en alguna parte. ¿Pero donde?






Estamos rodeados de risas, y olor a cigarros baratos, el sonido de las fichas de póker sonando juntas.





—Lo siento—Me escucho decir antes de poder controlar mi boca—¿Nos hemos visto antes?—El hombre me mira, tratando de decidir si le resulto familiar o no. Su expresión revela su respuesta.





—No lo creo.





—Hailey—Le dije, tendiéndole la mano. Me da otra sonrisa, antes de pedir otro whisky.






—Bueno, Hailey, mi nombre es Dean. Es un placer conocerte—Toma mi mano en la suya, sacudiéndola.





Mi mente comienza a hacer sonar campanas de alarma. Yo sé ese nombre. ¿Dónde lo he escuchado? De repente, me doy cuenta de que el timbre no esta en mi cabeza, sino del teléfono de Dean.





—Lo siento—Me dice, levantando su dispositivo celular—Pero, tengo que tomar esto—Justo en ese momento, él me sonríe, y sus ojos sevuelven negros, y la barra estalla en llamas.





Al abrir los ojos, me encuentro mirando un techo blanco liso. Me toma un par de momentos recopilar mis pensamientos. Estoy en el motel. Uno barato, pero al menos había agua caliente, una cama, mantas. Han pasado unos buenos dos meses y medio desde que dejé a los chicos. Y no e sabido nada de Abaddon hasta el momento. Una pareja de demonios entró, pero esos eran menores. Tampoco me he encontrado con los Winchester. Dejé escapar un profundo suspiro, pensando en Dean. Hay una pesadez en mi pecho, cuando pienso en la última vez que lo vi. Lo qué pasó con Abaddon, y yo quemando la fábrica, lastimando a Charlie, besando a Dean. Pero nada de eso importa más. Hay un tintineo al lado de mi oreja, y miro hacia el viejo teléfono blanco que está sentado en la mesita de noche. Gimiendo, me froto los ojos y lo recojo.






—¿Hola?—Pregunto, atontada. No hay forma de que vuelva a dormir ahora. Bien podría ver quién me molestó. Bostezo cubriendo mi boca.





—¿Hailey?—La voz que escucho es ligeramente familiar. Me siento en la cama pequeña, frunciendo el ceño. No respondo por un par desegundos.





—¿Quién eres y cómo obtuviste este número?—Comienzo a buscar el cuchillo que había puesto debajo de la almohada antes de irme a dormir. Empiezo a mirar alrededor de la habitación, asegurándomede que no haya cambios, nadie aquí. Está claro por lo que puedo decir.






—Soy yo—Responde la voz en la otra línea, su conexión chisporrotea—Charlie. Escucha, estoy parada afuera de tu motel. ¿Te importa si entro?—Cuando camino a la puerta, lo primero que hace Charlie es darme un fuerte abrazo. No sé qué hacer, me abrazo y me siento incómoda.




Sangre Fría | SUPERNATURALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora