Capitulo Dos

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Sarada despertó y tembló al sentir una fresca brisa recorrer su cuerpo, con pereza se removió en su lugar buscando alguna manta o lo que sea para cubrirse y seguir durmiendo, al no encontrar nada gruñó y giró en su incómodo lugar y al hacerlo topó con algo o más bien alguien. 

Asustada por no recordar bien lo de la noche anterior se sentó en su lugar tratando de despabilarse, comenzó a ver hacia todos lados dándose cuenta que no se encontraba en su habitación sino en el techo de su casa y que con quien había topado era su hermano, soltó un suspiró más tranquila, al caer en cuenta de que habían dormido en el techo soltó una risa y negó a sabiendas de que después de unos minutos lo más probable es que les doliera el cuerpo.

—Nii-San— lo movió sutilmente, pero solo obtuvo un gruñido— Vamos Nii-San, despierta— exigió mientras lo sacudía bruscamente. 

Souta solo se dejaba hacer, las mañanas eran las más difíciles ya que era cuando su cuerpo le recordaba cruelmente que aún no completaba la mayoría de edad, pero ya tenía una sentencia de muerte que cada día se acercaba más y más. Tratando de recomponerse tanto como podía volvió a gruñir

—Ya escuche, solo que aún no quiero levantarme, estoy despierto desde  hace cuarenta minutos así que déjame en paz pequeña molestia.— su voz salió ronca tanto por ser muy temprano en la mañana como por estar ahogando la tos. 

Sarada sin saber lo que pasaba su hermano se ofendió y se cruzó de brazos.

—Yo no soy una molestia— reclamó.

Souta con lentitud se sentó en su lugar y la miró sonriente.

—Claro que sí, eres mi pequeña molestia adorable— se burló haciendo que el puchero de su hermana aumentara.— Vamos, bajemos antes de que Ka-San se de cuenta de que no estamos y comience el drama.

El pelirrosa intentó pararse, pero un ataque de tos lo detuvo Sarada se puso a su lado intentando apoyarlo en lo que podía, se sentía fatal en ocasiones llegaba a olvidar lo delicada que era la salud de su hermano. Cuando el ataque se detuvo, Souta se puso de pie con calma, su cuerpo ya estaba más despierto y reaccionaba mejor a sus órdenes por lo que podía actuar como siempre lo hacía, con cuidado tomó a su hermana entre sus brazos para poder acomodarla en su espalda y poder bajar del techo. 

Sarada sonrió mientras se abrazaba a él, en definitiva no había nada en el mundo que ella amara más que a su hermano.

Souta bajo de un salto y cayendo suavemente en el patio trasero, se dio la vuelta y vio a su madre pasar de la cocina a la sala en círculos con un gesto preocupado.

—Lo mejor será entrar Ka-San nos busca— comentó mientras bajaba a su hermana con cuidado, caminaron uno al lado del otro en silencio. 

Sarada se adelantó unos pasos y entró antes a la casa, cuando Souta iba a hacer lo mismo sintió un chakra desconocido bastante cerca y era muy poderoso ¿Un enemigo acaso? Si era así tendría que proteger a su familia, el extraño chakra comenzó a acercarse y sintió una ligera familiaridad junto a ganas de llorar, dejo eso de lado y se enfocó en reunir chakra en sus puños si esa persona fuera quien fuera se acercaba demasiado a su familia terminaría por golpearlo con fuerza. Cuando pensaba en saltar y sorprender al enemigo con un ataque, la puerta de la casa se abrió dejando ver a su Madre, la cual al verlo se relajó demasiado, se volvió a concentrar en el enemigo, pero este ya no estaba por ningún lado. Bastante intrigado se acercó a su Madre la cual lo miraba preocupado.

Sonrió forzadamente y entró a la casa junto a su Madre, ambos caminaron hacia la sala donde Sarada los esperaba sentada en el sofá. 

—Comencé a preparar todo y después ir a buscarlos, pero cuando lo hice encontré sus habitaciones vacías, caminé de un lado al otro tratando de encontrarlos y no estaban por ningún lado. Cuando venía hacía la cocina de nueva cuenta me encuentro a Sarada abriendo la puerta del patio trasero, así que pueden decirme ¿Donde rayos estaban par de Shannaro?

El Hermano mayor de Sarada [Reescribiendo]Where stories live. Discover now