Capítulo tres: parte uno.

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 12:05 PM. Hallyer's Station.

El viento soplaba cada vez más fuerte. Se encontraban cerca del bosque, en plena carretera. Aún se preguntaban cómo pudieron llegar tan lejos de la ciudad. Frío y más frío. Ambas temblaban, los ruidos de las hojas sonando a la par de la ventisca generaban pequeños escalofríos en ellas. A lo lejos comenzaron a escuchar como en la acera resonaban las llantas debido a la velocidad que provocaba aquel auto o lo que viniese a lo lejos.

—Sophie, Sophie ¿Escuchas eso? —la morena se levantó al instante, colocando una de sus manos alrededor de su frente, tratando de ver más allá lo que venía. — Creo ver... una... —se quedó en silencio cuando ya divisó a lo lejos la camioneta negra. La misma en la cual habían sido llevadas. La misma donde conoció a sus secuestradores.

—Reacciona, Brit. —Sophie movió los hombros de su amiga, sacándola rápidamente del lugar donde se encontraban. Corriendo llegaron al interior de la gasolinera. Allí sólo estaba el gerente. Un tipo de no más de 30 años. Alto y delgado. Su piel reseca, daba a conocer que no se preocupaba mucho de su presencia.

— ¿Las puedo ayudar en algo, señoritas? —mencionó al verlas tan agitadas por la adrenalina que recorría sus venas.

—S-sí. ¿Dónde está el baño? —preguntó rápidamente Brit, mientras su amiga veía por la vitrina como la camioneta estaba a tan solo unos metros de ellas.

—Derecho, la última puerta a la izquierda. No está muy bueno que digamos, pero...

— ¡Gracias! —sonrió amablemente al hombre y Sophie, haciendo el mismo gesto, apresuró el paso de su amiga, con su mayor fuerza, ya escasa, la adentró sobre los pasillos en dirección al  baño. Cuando ya estaban dentro, cerró fuertemente la puerta. Apoyó todo su cuerpo en la pared y se dejó deslizar. — Estamos muertas.

— ¡¿Qué?! No, no. Tenemos esto, recuerda —sacó su pistola y le apuntó. La castaña tembló al verla tan cerca. Bajó de a poco con su mano de esta y miró a su amiga.

— ¿Crees que llegaron? —se levantó rápidamente y apoyó su oreja contra la puerta tratando de escuchar algo. De un momento a otro, un fuerte frenazo retumbó en el oído. La misma adrenalina le invadió otra vez. Sus manos temblaban y de a poco empezaba a sudar.

—Brit ¿escuchas algo?

La respuesta fue clara. Ambas lograron escuchar a lo lejos el tintineo de la campanilla dentro de la puerta. Unos fuertes y decididos pasos invadieron el lugar. Sentían que podían percibir su miedo cuando las caminatas cesaron. A lo lejos, una voz desconocida para las dos retumbó. ¿Quién era y por qué preguntaban por ellas?

—Dime ¿has visto a una pelirroja junto a una morena? —la voz desconocida preguntó con firmeza al gerente. Sabían que le hablaban al gerente, ya que no había nadie más en la tienda. — Estoy perdiendo mi tiempo —Uno, dos, tres disparos se escuchaban a lo lejos. Había muerto, nadie las podía salvar. Sophie miró la pistola y se dio cuenta que habían seis balas. Era hora de luchar contra su vida.

¿Guardarías el secreto?Where stories live. Discover now