Capítulo uno: parte uno.

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La euforia azotaba cada rincón del club. Eran ya pasadas las doce de la noche. Cada persona se encontraba acompañada de su respectiva pareja. Algunos se conocían recientemente, pero eso no les impedía continuar con sus calurosos movimientos. Se notaba a cada segundo como les invadía la necesidad de entregarse a su acompañante.

-Joder, pero que hombre más bueno. -Comentó la pelirroja.

-Basta, Sophie. Recuerda que estamos en el centro de Venecia, no en casa. -Replicó con un tono sobre protector.

-Vamos, diviértete Brit.

Fue el último instante en que la castaña pudo ver a su amiga. Ésta ya se encontraba a buena distancia como para arrastrar sus pies hasta allá.

-Apresura el paso, idiota.

-Calma, aún no llegarán por nuestro pedido. Estos hijos de puta se hacen de rogar al momento de pedir las cosas.

-Como sea.Cuando lleguen les dejaré las cosas bien en claro, de que no pueden demorarse más.

El oído agudo de la castaña logró escuchar toda la conversación. Su intriga la llevó al lugar donde ellos se encontraban, justo en la puerta de salida. Echó un último vistazo a su amiga para ver cuanto se divertía. Pensó que unos minutos lejos de ella no le harían nada de mal.

Las dos personas, aún desconocidas, se apresuraron a su destino. Una camioneta 4x4 se encontraba estacionada, y junto a ella, dos chicos, que no superaban los 20 años de edad.

Para la castaña, el chico rubio con ojos azules le pareció un perfecto ángel y aunque sabía que esto no terminaría bien, se quedó observando detrás de la puerta un rato más.

-Ya era hora de que llegaran.-Habló con brusquedad uno de los chicos.

-Sabes que traer esto es difícil, además, la policía está afuera. Deberías agradecer que te hemos traído esta jodida mierda.-Su voz grave azotó los oídos del chico anterior.

-Me vale una mierda que estuviera la policía, ustedes se tardaron más de lo acordado y eso significa que nos darán la mitad gratis.

Uno de los chicos con chaquetas negras, hasta la cadera, levantó su mirada tras la bolsa que sostenía. Sus ojos color miel estaban cubiertos de un negro azabache. La sola mirada causó un estremecimiento en la morena. Estaba en medio de una pelea, y no podía salir de ahí.

¿Guardarías el secreto?Where stories live. Discover now