Martina veía a través de las puertas de la Tardis como esa caja azul sobre la que estaban flotaba en el espacio, con la hermosa vista de la galaxia del renacuajo con miles de estrellas que refulgían en diversos colores, la chica se colgó de la puerta y toco con una mano la pared de la nave, luego metió la otra en la cabina.

-¡Mira doctor! Parece que atravieso esta pared de afuera ¿No debería tocar mi otra mano?, creo que también sería como atravesar mi mano si este espacio funcionara con normalidad- parecía una niña pequeña descubriendo que tiene cinco dedos.

-El espacio es relativo, Martina, ten cuidado de no soltarte, si dejas de tocar la Tardis y caes al espacio tu cabeza explotara- el doctor la jalo del brazo de vuelta al interior antes de que la joven intentara otro movimiento más arriesgado.

-Me gusta mi cabeza en su lugar actual, me encanta este lugar, es ¡Hermoso!- Martina no podía dejar de asomarse en la puerta.

-Me alegra que te guste, porque entraremos en esa galaxia que tenemos al frente, vamos a un planeta llamado Neloria, más específicamente, al zoológico de Neloria- hizo entrar a Martina nuevamente, volvió a los controles y empezó a manejar la nave, marcando el siguiente destino.

-¿Un zoológico de otro mundo? Esto será interesante- Martina se tomó del barandal estando detrás del doctor.

-¡Gerónimo!- grito el doctor, al aterrizar, salió junto a Martina a lo que parecía un jardín con pasto rojo, rodeados de paredes de grandes ladrillos, en un pasillo un poco laberíntico. 

-Vamos a pasear, es curioso como este zoológico puede tener algún parecido con los de la Tierra, solo que en esta época ni siquiera se ha formado aun tu sistema solar en la Vía Láctea- dice el doctor mientras comienza a caminar tranquilamente por el lugar mientras Martina lo sigue y mira a su alrededor, no hay muchas personas y algunas, aunque humanoides, tienen muy diferentes aspectos, algunos con piel azul, rosa o amarilla tan brillante que parecían maniquíes, algunos con los ojos en la frente y otros con hombros anchos y caderas demasiado delgadas o viceversa.

Algunas criaturas con túnica y ojos saltones que solo le llegaban a las rodillas de Martina en estatura, todos caminaban y comían de conos rojos que aspiraban, la joven trato de no preguntarse qué era lo que estaban comiendo. Comenzaron a aparecer los hábitats, las rejas mostraban grandes espacios sin fondo con mucha vegetación de hojas azules y rojas, en donde Martina alcanzo a ver lo que parecían monos de pelaje verde con enormes orejas que podrían pisar fácilmente.

-¿Qué son esos animales?- se quedó mirando la joven muy interesada.

-Esos son monojoros, criaturas muy tercas y poco inteligentes- el doctor no presto atención a ese ni a ningún otro habitad, parecía que buscaba algo en específico.

Aun así, Martina seguía haciendo preguntas para satisfacer su curiosidad, el doctor respondía animadamente y así descubrió que los hábitats eran mucho más grandes que lo que se alcanzaba a apreciar, cosa que agradaba al doctor, porque no le gustaba realmente ver a criaturas encerradas, pero ese lugar era bonito y siempre lo había querido visitar, además de muy famoso, a veces venían de otros planetas solo a visitar ese zoológico, por eso las diferencias que Martina noto en la gente.

Llegando al centro del lugar, había una enorme red circular que se perdía en el cielo, el doctor se detuvo en seco.

-Aquí está, el aviario de Neloria, sé que te gustan las aves así que me pareció el lugar perfecto para venir, vamos, acércate- la invitó entrando en una pequeña puerta a la gran red, separada por dos puertas más para llegar al interior. El canto de cientos de aves les dio la bienvenida, había de todos colores formas y tamaños, los ojos de Martina brillaban ante el espectáculo, muchas de las aves volaban hasta lo más alto en círculos.

Cayendo en aventuras- Doctor whoWhere stories live. Discover now