Al día siguiente del incidente del zoológico, Martina volvió al árbol frente a su casa, era domingo, pero el doctor no apareció, en la primera semana se imaginaba que podía aparecer en cualquier momento, y supuso que eso alteraría a las personas, pero no paso, en la segunda semana decidió concentrarse, ya tenía fechas para exámenes de todas las materias y tenía que tener la cabeza en ello, logro juntarse con tres de sus compañeros para hacer repasos y estudiar, no toco los jardines, aunque sentía que los extrañaba, en la tercera semana mientras hacía exámenes decidió que aunque aún no había señales de su amigo, él había prometido que volvería así que iba a esperar, y se dijo que había muchas cosas a su alrededor que no sabía y que ni siquiera se había preguntado antes, así que se puso a investigar todo lo posible de cosas que no eran solo relacionadas con la escuela, surgiéndole pregunta tras pregunta de diversos temas.

Ya pasando un mes, Martina cansada volvió después mucho al jardín que estaba detrás de uno de los edificios justo a la hora de salida, se lanzó en el pasto boca arriba, bajo un árbol, con su mochila de almohada, a descansar cinco minutos, pero sin darse cuenta se quedó dormida, razón por la que seguramente se le paso el camión.

Un sonido constante como de una maquina la despertó, al abrir los ojos una caja azul que bien conocía se encontraba frente a ella, sacando solo medio cuerpo su joven amigo la miro y sonriendo saludo con su mano.

-¡Hola Martina!- la joven se levantó mirándolo y tomo su mochila, la puso en sus hombros y lo siguió mirando sin decir nada -¿No te alegras de verme? Te dije que volvería- salió completamente de la puerta.

-¿Doctor? Creo que ha pasado un mes- bostezo y saco su teléfono, miro la hora y se terminó de despertar al fin con un pequeño salto -¡Ya son las cuatro y sigo en la escuela! Mis padres me van a colgar ¡El camión!- incluso tenia llamadas perdidas de su madre, por lo que sabía estaba en problemas.

El rostro del doctor presentaba una mueca extraña, que la joven supuso se trataba de intriga, pero al mismo tiempo no tenía mucho tiempo en reparar en él. Rápidamente llamo a su madre, le dijo que tenía una tarea que hacer a esas horas en la biblioteca y su teléfono se había apagado, por eso no había contestado, pero que ya lo había cargado y en un rato más tomaría un camión para volver a su casa, que a juzgar por la hora, falta bastante tiempo para que pasara otro.

-Lo siento doctor, he estado muy atareada estos días- dijo al fin después de colgar, su amigo esperaba pacientemente a que terminara aquella llamada.

-¿En serio ha pasado un mes?- pregunto cuando al fin Martina lo miro.

-Pues no miento, como usted comprenderá- se cruzó de brazos.

-Bueno, siempre pierdo la noción del tiempo, ¿Necesitas transporte?- apunto detrás de él y Martina sonrió.

-Esta bueno, pues, se me hizo bien tarde- ambos entraron en la Tardis, la joven miro a su alrededor, el lugar se veía igual a la última vez y a la vez diferente, sospecho que algo que antes estaba ahora faltaba, comenzó a dar algunas vueltas, mientras, el doctor se veía animado como siempre.

-No es normal que te encuentres así de cansada ¿Cierto?- comenzó a manejar la Tardis y Martina se acercó a ver como lo hacía.

-Anoche dormí muy poco porque me quede hasta tarde leyendo un libro, en todo este rato me puse a investigar cosas- miraba atentamente como el doctor manejaba los controles con rapidez.

-¿En serio? ¡Genial! ¿Qué has descubierto?- la maquinaria de la Tardis hizo su sonido y todo comenzó a moverse.

-Cosas como, cuantas especies de aves existen en el mundo- miraba Martina al techo.

-Son alrededor de diez mil especies las que han descubierto los humanos, aunque en la Tierra hay muchas más, y ni se diga en otros planetas- respondió el doctor aun ocupado con los controles.

-Por qué las luciérnagas brillan- Volvió a ver al doctor.

-Pues tienen órganos lumínicos debajo del abdomen además de células especializadas que al absorber el oxígeno se combina con una sustancia llamada luciferina, de esa reacción química produce su luz.

-Como se forma una galaxia-

-Fueron enormes nubes de gas que colapsaron por su gravedad interna, está rota lentamente, se forman las estrellas, se aplasta la nube, se expande y así toma su forma elíptica, es una de las formas que se hace una galaxia.

-La teoría de la relatividad y porque se dice que no puede haber viajes en el tiempo-

-Se necesitan muchos elementos como agujeros de gusano, un sistema para doblar el espacio-tiempo, todo eso lo tiene la Tardis. Pero claramente si vas a llegar a algún lugar, lo mejor es no hacerlo solo- seguía viendo a los controles.

-Vaya doctor, no tenía idea que usted supiera todo eso- se sorprendió.

-Si tienes alguna duda puedes preguntarme- se dio un giro completo viéndola confiado y volvió a los controles.

-Y más recientemente estuve leyendo sobre historia de Sinaloa- saco un libro de su mochila y lo abrió mostrando una página, del libro cayo un rectángulo plano, con rapidez el doctor se lanzó a recogerlo y miro lo que era.

-¿Qué es esto?- pregunto con curiosidad.

-Una vieja foto, la encontré en el libro, no me pareció correcto sacarlo si alguien la dejo ahí, aunque es un viejo libro de la biblioteca, es una imagen de un artista, Pedro Infante, así se llamaba el que está en medio de esas personas- se sintió que la Tardis había aterrizado.

-Un actor y cantante, eso está en la base de datos- miro la puerta. -Ya llegamos- volvió a ver a la foto, y su semblante alegre cambio de pronto, acerco la foto un poco más, -¿Martina? ¿Notaste esto?- le mostro la foto que ella miro.

-Que atrás parece que tienen la típica cara de un fantasma posando también para la foto, si la mire- apunto al fondo de las personas.

-No es un fantasma, los fantasmas no existen, pero hay algo extraño en esta foto, y mira acá- en las orillas de la fotografía, se notaba la mitad de un hombre joven, cortado con tijeras, y del otro lado, una joven de cabello lacio y largo, también cortada.

-Ahora que me fijo, como que se parece a usted ese cachito que se alcanza a mirar, y del otro lado, esa chica tiene el cabello lacio- dijo Martina tocándose el cabello. El doctor vio el reverso de la foto. Había una fecha que dijo en voz alta -veinte de abril de 1957, tal vez ese día la tomaron- Martina le arrebato la foto de sus manos.

-Eso no puede ser- le dio vueltas varias veces.

-¿Qué no puede ser?-

-Que hayan tomado esa foto en esa fecha, porque Pedro Infante murió el quince de abril de 1957 porque se estrelló en una avioneta que él iba manejando- el doctor tomo de nuevo la foto de las manos de Martina, se fijó bien en el rostro del artista.

-Algo raro puede estar pasando aquí-

-¿Qué podría estar pasado con el rostro de Infante? Seguro no es el aunque se parece, o tal vez la foto es de antes de esa fecha ¿No lo cree?- trato de razonar Martina.

-¡Vamos a averiguarlo!- se mostró el doctor animado y corriendo a los controles cambio el destino de su nave.


Cayendo en aventuras- Doctor whoWhere stories live. Discover now