Capítulo 15: Por qué llorar

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Luego de minutos, apareció Sazafras y, con preocupación se acercó a mí que yacía recostada contá la puerta y con una expresión de asustada en mi cara. No quería que nada le pasará a Zak, temía por lo que le sucediera, lo único que pedía era que nunca me hubiera sucedido esto a mi. Si, a mi (TN) Carter una chica que jamás había esperado que lo más loco me sucediera.

Bajé la cabeza mientras sentía como lágrimas amenazaban en querer salir. Pero, con todos mis intentos, solo hice salir unas pocas. Esas pocas, fueron secados con los pulgares de las manos de Sazafras. Tomó mi cara entre sus manos, haciendo que la mirara a la cara, mientas depositaba un beso en mi frente. Raramente, la sentí de mi familia, como una tía. Lo que hizo que recordara a la tía que me había obsequiado el collar blanco.

—Pequeña.... Ya deja de llorar, ¿Por qué lo haces?, ¿Alguien se murió?— preguntó mientras acomodaba mi pelo. Negué con la cabeza mientras retenía el agüita que me comenzaba a salir por la nariz, succionandola con la misma -¿Y entonces?- me volvio a preguntar mientras me sonreía.

Ella tenía razón, no debía llorar, si nadie se había muerto. Pero, tal vez alguien lo haga esta misma noche. Mis ojos volvieron a mojarse, pero estaba vez las retení. Me las limpié con mis manos, para luego levantar la cabeza mostrándole una gran sonrisa. Ella también sonrió. Iba a hablar, pero la interrumpí abrazándola fuertemente.

—Gracias Sazafras... Eres la mejor— le susurré aún sonriendo.

—De nada, (TN)— y acarició mi cabello. Luego nos separamos y nos miramos a los ojos —¿Vamos?— preguntó mientras movia su cabeza en dirección a la puerta en la que había estado apoyada anteriormente.

Entremos mientras que yo tomaba mis codos sonriendo, un poco preocupada. Comimos las masas dulces que ella compró mientras no estaba. Me contó que había dejado una nota debajo de una de mis botas para que no se volará. Reí un poco, por mi falta de atención a lo que me rodeaba.

Luego de unas horas, se dispuso a ir a dormir la siesta. Me acerqué a la puerta subiendo escalón por escalón. Al llegar, la abrí y salí asentarme. Tomé el aire que corría por allí. Tenía miedo de lo que, tal vez, hicieran esos esqueletos con el castaño. Traté de alejar esos pensamientos de mi mente. Y me dispuse a pensar otra vez en mi collar... ¿Era mágico o estaba encantado?, ¿O eran la misma cosa? Si algún día vuelvo a ver a mi tía Danielle, esa será mi primera pregunta: ¿Qué era el collar?

Levanté la mirada al cielo y veía como las nubes pasaban tranquilamente de un lado a otro, pacientes, de que pronto se harán unas gigantescas y frondosas nubes, amenazantes que harán que llueva, mientas menos nos lo esperemos. Luego, la bajé para ver cómo jugaba con mis manos. Sentí como un maullido se acercaba cada vez más a mi. Giré un poco mi cabeza para encontrarme con el gato que había encontrado antes en el taller de Caramba.

—Hola gatito...— sonreí mientas acariciaba su cabecita con una pequeña sonrisa. Ese saludo, me hizo acordar a Ladybug, otra serie que veo. Reí por lo bajo por la comparación, para luego cargarlo entre mis brazos, mientras me recostaba contra la pared.

Me quedé viendolo durante un rato, mientras ronroneaba y cerraba sus ojos al tacto que le hacía a su pelaje. Mis ojos, también se fueron cerrando mientras que el gato dejaba de ronronear, al quedarse dormido. Cuando mis ojos se cerraron completamente, perdí la noción del tiempo....

The Bad Boy (Zak Storm)Where stories live. Discover now