Folías.

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XXXIV

Voy a dedicarle unos

Pobres versos

A las diferencias.

Las que se ahíncan tan habitualmente

Entre dos personas

-Dos víctimas-,

Que tantean la oscuridad

En busca de una fusión

De sus polaridades,

Esa receta extraída

De manuales

Homeopáticos sobre el amor.

Las diferencias,

Como las costuras que parecen unirnos

Por el ombligo,

Echan raíces en arenas

Desérticas

Para florecer selvas

De árboles altos, sudorosos,

De los que penden maduros

Algunos frutos del pecado.

Absurdamente tentadoras emanan

Perlas de sabia

Y feromonas,

La crueles arpías de los corazones

Vendidos

Al consumo barato de sus ventrículos.

La vida es cruel

Hasta cuando se trata del amor,

El falso dardo disfrazado

De esperanza.

Puede ocurrir

Que del absurdo

Termines obnubilado,

Enajenado por el vicio

Más infame

De un antagonista de tu cuerpo,

Que una bocanada

Desesperada

Por imprimir tu alma

En unas manos

Te nuble la vista

Hasta florecer edenes al metal,

Arrancarle

Un perfume al óxido.

Puedes delimitar un paraíso

En la parcela de la controversia

Sentimental,

Y en un afán de pertenencia

Entregarte al arañazo

Dulzón de las arpías.

Puedes,

Estupidamente,

Enamorarte de un solo defecto

Y olvidar por completo

El sabor de su virtud.

Así me encontré yo un agosto

Al atardecer,

Obsesionada con un diente

Torcido,

Unas mejillas pálidas

Y una telañara de venas

Por las que corría solamente

Sangre coagulada,

Que despertó en los

Dedos la llama

Cobarde

De las melancolías del tacto

y una canción

De soledad desimplicada.

La condena concluyó

Otro atardecer

De noviembre

Encerrada en un baño de azulejos

Empañados tras explorar su cuello,

Cuando llegué a la conclusión

De que no la deseaba

A ella

Sino a las diferencias,

Las mismas que la convertían

En un reto

Difícil de sobrellevar.

Por eso cuando

La contemplé desnuda

En su hermosura

De carne, víscera

Y pestañas

No la quise ni mezclada en sueños,

Convencida de

La vulgaridad

Inherente a su materia orgánica.

El invierno de las ratas.Where stories live. Discover now