La ciudad dormida.

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X

La ciudad es inmensa para caminar del brazo,

Descubrir guitarras en esquinas,

Hombres inhóspitos o

Castigos de espaldas

tras fachadas donde aguardan

poemas de Neruda a media voz,

Apenas audibles los engulle el humo.

La ciudad, inmensa para desconocerla

Y aprenderla con los pies

a la luz mortecina de las farolas,

Naranja que llueve como las caricias por una ventana.

Entre piedra y piedra me busco,

a mí,

a tus hojas en blanco. 

La noche es larga y no quiero ponerle horas.

Pueden romperse todos los relojes

porque el tiempo es un anciano,

un muro de quejas,

un enfermo que mal nos ama a todos.

Aléjate del tiempo y sus mentiras

y corre conmigo a descubrir las venas laberínticas de mármol,

el nudo tortuoso de columnas.

Ven a desenterrar paredes,

que nos cuenten sus historias

para llenarte los oídos de las mías.

Ven a alimentarte de silencio

porque me gusta demasiado equivocarme,

mirarte,

respirarte,

zancada a zancada a través de la ciudad dormida,

Desierta,

tan nuestra,

Tan tuya.

Los cuerpos tienen límite,

pero la noche, la ciudad

son infinitas.

El invierno de las ratas.Where stories live. Discover now