Capítulo 02

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Eliam

Volver a la ciudad de Boston no solamente me causaba recuerdos tristes sobre mi infancia vivida, también me hacía recordar que en esta ciudad ahora vivía la persona más apreciada para mí, me hacía recordar que yo había perdido todo, que había perdido todo aquello que una vez me volvió a ocasionar felicidad.

—Mañana temprano es la inauguración de la biblioteca— Brad dejo unos documentos en mi cama.

—De acuerdo— dije sin saber que más decir, en mi mente solamente había conflictos sobre lo que debería de hacer y lo que no respecto a Aimee Smith, no debía buscarla, no debía entrar en su vida de nuevo, no debía desear estar con ella, yo simplemente no debía pensar en ella y sin embargo aquí estaba con un enorme deseo de volverla a tener a mi lado.

—De ser un demonio a un alma en pena— expresó Brad antes de sentarse a mi lado— Más de siete años y tu aquí, lamentándote aún.

—Supongo.

—Debiste haber ido por ella cuando la encontramos antes que Austin, pero no, te negaste a resolverlo todo, te encaprichaste a ya no saber nada de ella y mírate aquí estas, causando pena incluso a un vagabundo y yo sólo me pregunto, ¿por qué?

—No quería volverla a lastimar—confesé.

—Lastima más una herida abierta y dejarla así a tratar de cerrarla y dejarla curar.

—Ya es demasiado tarde para intentar cerrarla.

—Más vale tarde que nunca— Después de un largo silencio, Brad palmeo mi hombro— Descansa amigo, recuerda tomar tu medicamento para dormir, hombre masoquista.

Reí con desdén antes de mirar el frasco para la pastillas para dormir, tome una pastilla como cada noche desde hace siete años y fui a la cama, necesitaba descansar aunque fuese por las malas.
La mañana fue bastante ajetreada, muchos documentos, muchas llamadas, nuevos socios, detalles nuevos, discursos anticipadas y la sorpresa de encontrar a alguien en especial entre el público. Sus pequeños ojos se encontraron con los míos y como si tuviera duda me saludo, habían pasado tantos años pero seguía si esencia en especial era como si cada vez se pareciera más su hermana, esa sonrisa, ese color de cabello y a mi mente sólo venía la idea de cómo se vería ella, a mi mente solamente llegaba Aimee Smith, sus brillantes ojos, su sonrisa con inocencia, su suave voz, sus labios, sus besos, sus caricias, el como aquel día me dijo que me amaba y yo lo arruine.
El mirar a Talina, me hacía recordar cada vez mi error, no podía seguir así, por lo que me fui antes de tiempo con la excusa que tenía que volver al trabajo, pero algo que nunca esperé fue su llamado.

—Eliam, espera— su voz gritando que esperará me detuvo, gire para verla, cerré la puerta detrás de mí cuando en realidad lo que quería hacer era irme.

—No creo que a tu hermana le agrade el hecho de que me busques— deduje sin pensar, sabía que ella no quería verme por ende tampoco le agradaría la idea que su pequeña hermana me busque.

—Que importa. No es como si nuestra conversación fuese a girar en torno a ella.

No pude evitar cruzarme de brazos con incredulidad, era un hombre rondando los treinta tantos años de edad, ¿qué es lo hablaría con una chica de veinte años? Nada, absolutamente nada. Nuestra única unión era una persona del pasado, su hermana y mi único amor vivido.

—La verdad es que a mí sí me gustaría saber la verdad de lo que sucedió— expresó sin ninguna duda, la verdad. Era una chica muy honesta, sin importar que doliera, ella siempre quería respuestas, pero, esas respuestas ya no tenían caso, ella tenía que seguir adelante.

—¿A qué te refieres?— pregunte tratando de reflejar confusión, ella ya no debería seguir indagando.

—Mi hermana me contó su versión del porque terminaron, tú y esa que tenías por socia o algo así la verdad es que hubo tantas palabras indebido que ya ni recuerdo su puesto, pero también sé que tú tienes tu versión, quiero saber lo que en verdad paso.

Pensarlo y expresarlo en voz alta realmente eran dos cosas bastante distintas.
Sonríe brevemente, lleve mis manos a los bolsillos y mire dentro del auto. Pensaba decirle alguna excusa pero no encontré ninguna.

—No creo que debamos revivir el pasado. Tu hermana es feliz, no podría arrebatarle eso, quiero que siga siendo feliz— finalmente decidí algo de verdad.

—¿Aunque te cueste tu propia felicidad?

—Así son las cosas cuando amas a alguien de verdad. Deberías volver adentro antes que noten tu ausencia— cambie de tema mientras abría la puerta del auto, sabía que no debía seguir esta conversación.- fue bueno volverte a ver, pequeña Shakespeare.

—¿Seguirás en la ciudad?

—Me iré en un par de días.

—¿Puedo irme a despedirme de ti?

—Ve adentro Talina— ordene con tranquilidad antes de subir al auto, desde el espejo logre verla ahí de pie mientras suspiraba, sabía que se sentía decepcionada de no encontrar respuestas, pero sabía que lo mejor era seguir así.

Mire mi reloj brevemente antes de entrar al restaurante, subí al segundo piso y con la mirada lo observe.
Normalmente siempre pensaba que cuando volviera a ver a Austin Black terminaría rompiéndole toda su sonrisa de comercial hasta dejarlo sin dientes, pero no había ningún sentimiento en especial, no había ira, no furia, no había resentimientos, pero tampoco había felicidad sobre él, me acerqué y me senté enfrente de él.

—Señor Black.

—Eliam— dijo con una breve sonrisa—Tanto tiempo sin verte.

—Supongo, debe ser sensacional la vida sencilla de profesor en vez de un lujoso empresario— respondí hasta con cierta burla.

—Es una vida más tranquila.—dijo con una sonrisa.—tengo más tiempo libre para mi familia.

—Oh —respondí desinteresado, hablar sobre su familia era lo último que necesitaba.

—Necesito hablar contigo sobre un tema importante.

—Tu familia no es algo que me concierne— confesé mientras tomaba el menú.

—De hecho si lo hace, sé que estás molesto, también que aún tienes muchos sentimientos y entre ellos está el querer matarme, pero créeme Eliam que no te miento cuando te digo que mi familia también es tuya.

—¿Vas a compartir tu esposa contigo?— pregunte sarcástico, sabía que lo último que ambos queríamos era que yo estuviese cerca de Aimee.

—Hablo enserio Eliam.— me extendió una carta y finalmente se levantó de su asiento— Tal vez Aimee me mate por esto, pero sabes estás en tu derecho de saberlo— sonrió brevemente.—O al menos eso es algo que Talina me hizo entender, ya sabes lo insistente que suele ser.

Mire la carta y la metí en mi maletín, lo último que necesitaba era problemas o cualquier cosa que proviniera de él.
Mire al mesero y finalmente le pedí algo de comer, necesitaba tragarme las palabras que no había pronunciado.
Después de una larga comida solo, volví al hotel donde me hospedaba, no me importaba tener que gastar dinero en hospedaje, prefería eso que volver a mi antiguo hogar, las heridas parecían nunca cerrarse.

¿Donde Se Queda Todo Lo Que Pasó En Las Vegas? "HISTORIA DOS" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora