Cap 20

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El estómago me gruñe estrepitosamente. Y es debido al aroma a café que se cuela a mi habitación. Parpadeó, y frunzo el ceño al encontrarme solo en la cama. Adiós, sexo matutino. Hago un puchero.
Me levanto, me visto con los pantalones que tenía puestos anoche, una camiseta limpia y calcetines. Salgo de mi habitación y me dirijo a la cocina. Encuentro a Oriana, sentada en el desayunador con una taza de café y vestida con mi pantalón a cuadros de pijama y una camiseta de los Smashing Pumpkins. Canta suavemente y atrás de ella, se encuentra el horno encendido.
Parece percibir mi presencia, levanta la mirada y me sonríe. Mi corazón se acelera, y me congelo. Está hermosa, despeinada, con el rostro iluminado y los labios hinchados, y su cuello tiene raspones de mi barba. Dios, podría despertar todos los días para verla así. Es natural, espontánea, no le importa lo que piensan los demás de ella. Es sincera y me hace reír.
La quiero, quiero que sea mía. Mía en cuerpo, mente, espíritu y corazón. Y yo quiero ser suyo, sólo suyo. Que me acepte como amo.
-Hola-saluda, animada. Salta del banquillo y poniéndose de puntillas, me pasa los brazos por el cuello-.
Espero que su buen humor se deba a lo de anoche.
-Buenos días-contesto, inhalando el aroma de su cabello, y abrazándola también, con todo lo que tengo
-¿Qué estás haciendo?-inquiero, ella se separa de mí-.
-Brownies-dice, se estira a para alcanzar una taza de la alacena donde las guardo-y también hice un poco de café-sirve el brebaje y me lo pasa-.
Alguien estuvo haciendo investigaciones en mi cocina mientras yo estaba en la cama...
-¿Brownies?-ella asiente-.-Tenías cacao en polvo y milagrosamente harina también, que por cierto, se acabó-sonríe otra vez, vuelve a sentarse y bebe su café-.
Echo un vistazo a la cocina, todo está limpio y en su sitio. Me siento a su lado y le doy un beso en la frente.
-Siento ser tan fisgona, pero tenía hambre y no tienes pan ni nada con azúcar-agrega, con la frente arrugada.
-No hay problema-le digo-normalmente desayuno fruta-ella frunce el ceño-.
-Eu, el desayuno es para meterte todos los carbohidratos y calorías para tener energía durante el día-finge un estremecimiento, y yo me río-.
-¿Qué desayunas tú?-ella se encoje de hombros-.
-Cereal. Azucarado. Mmm-dice, subiendo y bajando las cejas-¿Qué vas a hacer hoy?-pregunta-.
-No lo sé, salir a trotar y revisar mis apuntes de la semana-bebo mi café, que está delicioso-.
-Dios, los sábados son para descansar, ver películas y comer comida chatarra-me reta, con el ceño fruncido y una sonrisa en los labios-.
-Bueno, vamos a hacer algo-digo, pasando el dedo índice por su pómulo-yo desayuno como tu desayunas y luego vamos a trotar-ella suelta una risa-.
-Pobre Julian, piensa que alguna vez haré ejercicio.
-Anoche hiciste ejercicio-susurro, ella se sonroja y golpea mi hombro con el puño-.
-Eso es distinto-dice, enfurruñándose-.
-Sudaste, te moviste-suelto un suspiro soñador y Oriana me quita la lengua-.
-No vas a tener brownies para el desayuno-se levanta y se agacha frente al horno-. Se ve graciosísima con mi ropa puesta y mis Vans. Me acerco y la abrazo justo cuando se incorpora. Una mano abierta sobre su vientre y la otra acaricia con el dorso de los nudillos un brazo.
-Prefiero tenerte a ti para el desayuno-aparto su cabello y le beso el cuello-.
-Mmm-dice.
-Yo sigo queriendo brownies, anoche no cenamos-mierda, eso es cierto, y yo también estoy famélico-.
-Bien, pero la próxima vez no te salvas-mordisqueo el lóbulo de su oreja, ella ronronea y se apoya contra mi pecho-.
-Bueno-envuelvo ambos brazos a su cintura y coloco mi cabeza sobre su hombro y el aroma a cítricos, manzanilla y sexo me inunda. Me encanta como huele. Beso su mejilla al mismo tiempo que suena la campanilla del horno-.
Un horno que habré usado cinco veces en años. Oriana se aparta, coge un paño y retira la masa, la coloca sobre la mesa y voltea.
-¿Ya está?-ella niega con la cabeza-.
-Hay que esperar a que se enfríe.
-Mientras yo me caliento-suelto, y ella se carcajea-.
-Por Dios, sólo... cállate-eleva los ojos al cielo-eres imposible, Julian-yo me encojo de hombros y le sonrío-.
-Bueno, bueno. ¿Quieres hacer algo en particular?-ella eleva los ojos y coloca el dedo índice sobre los labios, es lo que hace cuando está pensativa-.
-Podemos alquilar películas. Descarto salir a comer o caminar porque hace frío, y brrr-se estremece-no, gracias. ¿Qué quieres hacer tú?-Por mí está bien-le doy un vistazo al reloj de la cocina, son las nueve de la mañana.
-¿A qué hora te levantaste?
-A las ocho-dice, acercándose al fregadero y cogiendo un cuchillo, corta la masa en varios cuadrados, seis en total-.
-¿Por qué no me despertaste?-inquiero, frunciendo el ceño-.
-Porque te veías muy bien durmiendo, bueno te ves bien despierto también. No quería molestarte. Pásame un plato, por favor-me pide. Coloca los brownies en el plato y los observa fijamente durante un momento-quedarían estupendos con helado, ¿sabes?
Yo me río, esto es lo bueno con ella. Si fuese cualquier otra chica, estaría preocupada por las calorías, pero en cambio, Oriana, disfruta de la vida.
-Creo que hay helado, de hace tres meses-ella curva el labio superior, y se sienta, en el mismo lugar donde estaba antes sentada-.
-Eu -se ríe-olvídalo-me siento a mi vez y bebo un poco de café, alargo una mano hacia las masas, pero la suya la intercepta-no toques los brownies, están calientes todavía. Te van a doler las tripas-suelto un suspiro frustrado-.
-Tengo hambre-digo, haciendo un puchero, apoyo la barbilla sobre su hombro y muerdo su cuello, despacio, ella suelta un gritito-.
-¡Para!-dice riendo y se levanta
-Tengo muchas, muchas cosquillas-levanta las manos y las coloca frente a su cuerpo, como un escudo-.
-Ay, nena-digo arrastrando las palabras y poniéndome de pie nuevamente-será mejor que corras-
Oriana sale disparada-.
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Luego de las cosquillas, el desayuno y rentar unas cuantas películas—una de James Bond, El Señor de los Anillos y La Chica del Dragón Tatuado—, nos encontramos en el sofá, comiendo palomitas de microondas y Oriana está acostada encima de mí, con un cobertor como capa. Pasan los créditos de Tomorrow Never Dies* y tengo una idea.
-Oriana.
-¿Mmm?-contesta-.
-Pregúntame cómo me llamo-le digo-.
-¿Qué?-inquiere, y desvía la vista de la pantalla para mirarme-.
-Pregúntamelo-insisto, ella suelta un suspiro-.
-Está bien, ¿cuál es tu nombre?-yo le doy una lenta sonrisa-.
-Boyfriend. Oriana's Boyfriend*-ella suelta una risotada-.
-Si esa es tu manera de pedirme que sea tu novia, tengo que decir que me encanta. Sí-acaricia leeeenta y suaaavemente mis labios con los suyos. Y es tan embriagadoramente sexy-.
Por Dios. Soy un maldito bastardo con suerte. Que la está engañando, que la sedujo para convertirla en una sumisa. De repente siento que no merezco esto, que no la merezco a ella. Porque no estoy siendo honesto. Sacudo la cabeza, y alejo el pensamiento.
Carpe Diem, Julian.

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N/A: Tomorrow Never Dies: El Mañana Nunca Muere (1997), con Pierce Brosnan como James Bond.
Oriana's Boyfriend: Novio de Oriana. Hace referencia a la película que acaban de ver.

MasterWhere stories live. Discover now