Always Together (Gay)

Capitulo 16: El amor de madre

Hay momentos en la vida que dependen de un seceso para que pueda haber una reacción, la vida está llena de momentos inmemorables, de momentos tristes y alegres, de momentos que surgen y ascienden  en algún punto de nuestra vida, esos momentos que nos marcan, que nos deja enseñanza, que nos hace fuertes y vulnerables a la vez, hay momentos que recapacitan y nos solo se van, si no que quedan marcados en nuestras memorias, como un beso.

La luz es mágica, tan blanca que quema mis ojos, la roca sigue siendo algo dura, difícil de roer pero resistente, no pienso en nada mas, solo en que este lugar es tan pacifico como siempre lo fue, espero con ansias poder despertar ya de este sueño, quiero saber que en esa cama sigue Will, y que nos seguimos amando como el primer día en que nos conocimos, quiero saber que está bien, que la vida es digna y ahora nos está dando un momento de paz.

Una mano toca mi hombro y un escalofrío recorre mi cuerpo, me tenso con solo imaginar que es aquella persona, la que siempre me visita, hundo mis hombros e intento calmarme, tal vez llego la hora de regresar y saber que este sueño acabo, o tal vez sea el momento de predecir que el futuro está en mis manos y que yo lo puedo cambiar.

Intento mirar su cara pero aparece borrosa, la oscuridad que la hunde es profunda, intento tomarle la cara pero hace un gesto con las manos para detenerme, no hago caso y mis manos siguen en la misma dirección, tintineo un momento y un crujido en su garganta se aclara (como si quisiera empezar a hablar) intento poner atención a su voz, pero en ese momento donde siento las primeras palabras venir, el mundo se transforma, la cueva desaparece y mis ojos se abren en sobre una gran almohada blanca, rodeado en un hermoso cuarto con paredes color pistache.

Rodo por la cama hasta tocar con su pecho, es grande y plano, lo acaricio lentamente mientras los recuerdos de anoche regresan a mí, sostengo mis dedos sobre su tetilla derecha y dejo cortos besos sobre estas, quiero besarlo, quiero estar con él para siempre, quiero despertarlo, quiero  vivir sabiendo que alguien se encuentra junto a mí, con las manos abiertas y susurrarme te amo.

Noto que abre los ojos lentamente y una sonrisa algo torcida se refleja sobre su cara

–Bueno días –Susurra, me pierdo entre sus hermosos ojos azules y lo beso, un beso largo, siento la vida en ellos, abro los ojos y noto que él los mantiene cerrados, continuamos a si a un ritmo más prendido, intento recordar cada parte de su perfecto cutis. Me detengo y me separo de él, asiento lentamente y me recuesto sobre su pecho, intento memorizar como suenan los latidos de su corazón mientras me hundo sobre su grande abdomen, me juega el pelo y entonces alzo la mirada y nuestros ojos chocan con una mirada de amor, y seducción, aclaro la garganta para las siguientes palabras que salen sin detenerse:

–¿Recuerdas nuestra promesa? –pregunto sin cortar la conexión de nuestras miradas, alza su mano y me recorre la mejilla, una sonrisa grande se expande por su rostro y se apodera de su pecho.

–Siempre la tengo en mi mente –contesta con un tono delicado y honesto, nos miramos un tiempo más y siento la necesidad de quedarnos para siempre en este lugar, pero por desgracia, la vida continúa y tengo cosas por hacer.

Una vez listos, salimos de la habitación tomados de las manos, ese lazo donde se juntan las manos para demostrar que el otro te sostiene y que si uno cae, el otro cae contigo. Aprieto el botón correspondiente una vez en el ascensor y antes de llegar al último piso, el ascensor se detiene en el piso tres. Trato de no reír al notar que son Yoa y Raúl quienes entran y nos miran con cara de asombro.

–Así que pasaron la noche juntos –comenta Will con una gran carcajada sobre los labios, intento no mirarlos pero es inevitable, Yoa se hunde en rabia, mientras que Raúl solo se puso rojo como un tomate, ambos salimos del ascensor al llegar, dejamos la llave en la recepción y salimos del lugar.