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Las cosas se habían puesto feas y a decir verdad, yo no entendía nada de lo que hablaban a mi alrededor.

Sentí el ruido de la ambulancia pero al principio pensé que era la policía que quería ver que estaba pasando, pero solo fue un sueño al cual recordaba muy poco.

Las voces se acercaban, alejaban y pasaban por mi lado sin detenerse un segundo a mirarme y sentí un terrible dolor en ambas piernas. El clima parecía volverse más frío al cabo de los minutos y la transpiración aún se mantenía en mi frente negándose a abandonarme.

Intenté abrir los ojos para ver donde rayos estaba y qué estaba pasando en todo aquel ruido atrás de mí. Pero una mujer me tomó de la cabeza y me dijo al oído que me mantuviese quieta si no quería hacerme más daño.

«Harvard» 

 «Will»

Fueron las primeras cosas que me pasaron por la cabeza y luego volví a sentir un fuerte dolor en mi mano, haciendo que varias de las personas ahí comenzaran a alarmase y llamar a un tal Diego que solo agarró de donde yo estaba acostada y me elevó otro lado. Supuse que alguien más lo estaba ayudando pero no podía mover la cabeza para fijarme.

-Tómala.- Gritó el tal Diego.- Está entrando en shock.

«¿Shock? ¿Yo estaba entrando en shock?»

Volví a sentir todo el cuerpo húmedo pero sentía frío por todos lados y no entendía por qué tenía tanta transpiración en la frente.

Traté de moverme y pedirle explicaciones a quién fuese que estaba conmigo, pero sentí una fuerte punzada en la cabeza que se repetía una y otra vez.

-Tranquila, cariño, ya pronto llegaremos al hospital.- Me tranquilizó Diego sobre mi oído.

-Más rápido.- Volvió él a gritar provocando un gran escalofrío en todo mi cuello.- ¡Debemos llegar ya!


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