おやすみなさい

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La universidad era el último peldaño a la vida profesional e independiente que ponía a prueba la cordura de los jóvenes adultos. Algunos, lograban superarla sin sentir el peso sobre sus hombros, otros se arrastraban al día siguiente y añoraban los días llenos de juegos y libres de responsabilidades. Y, según Yoongi, a otros se les zafaba un tornillo. "¡Ha perdido la cabeza!" declaró Yoongi el día que llegó de la universidad al piso que compartía con Kim Taehyung, su antiguo compañero de instituto.

―Qué carajo ―suelta al ver un enorme oso de felpa ocupando un tercio del sillón de tres plazas que el padre de Taehyung les obsequió para el apartamento.

Se saca los zapatos dejándolos al pie de la puerta y se acerca, librándose del porta planos y la mochila que lleva colgados en el hombro, olvidándolos en el extremo próximo del sillón. Se pasa el chupete de cereza al costado contrario de la boca y frunce el ceño. Es un oso color beige de más de un metro veinte con un moño azul celeste alrededor del cuello. Yoongi intenta explicarse de dónde coño ha salido el oso y sólo puede pensar en que Taehyung al fin se ha vuelto loco después de un año en la universidad, como estudiante de medicina. Se acerca y le estruja el rostro con una mano. Le recuerda a los peluches que su prima Yoonji siempre llevaba a su casa cuando sus padres organizaban una reunión familiar.

Yoongi se detiene por un instante al oír la puerta rechinar, pero no aparta la mano del oso de felpa. Su compañero de piso hace acto de presencia. Yoongi le mira y trata de entender de nuevo que le ven sus compañeras de clase a los estudiantes de medicina. No encuentra nada impresionante, por lo menos no de Taehyung. Ojeras debajo de los ojos de tantas desveladas, aliento a cafeína y la neurosis del ajetreo de las clases. Yoongi no lo entiende, ¿qué hay de bueno en salir con ellos? ¿Por un futuro esposo con un buen empleo? Vale, muy probable; pero un futuro esposo ausente por cubrir guardias y sus turnos de jornada. Yoongi sólo se doblega un poco al pensar en el sueldo, una mujer interesada sí que podría con ese tipo de relación.

― ¿Qué haces tan temprano aquí? ―suelta, se recompone y se olvida del oso de felpa.

Taehyung se adentra y sonríe sin muchos ánimos. Luce acabado como siempre. Yoongi aparta por un segundo la vista de su compañero de piso y mira el reloj de manecillas que cuelga en una de las paredes de la sala. Ni siquiera son las seis. Yoongi se ha acostumbrado a ver a Taehyung llegar después de la siete a casa.

―Se me ha quedado un ensayo que se entrega en la siguiente hora ―pasa por un costado de Yoongi, directo a su habitación.

Para Yoongi eso suena lógico y observa a Taehyung volver a la sala con una carpeta entre las manos, su ensayo. Entonces, Taehyung se detiene y sonreí, esta vez un poco menos decadente.

― ¿Ya conociste a Jojo?

― ¿Jojo?

―Mi oso de felpa.

OYASUMI TAETAEWhere stories live. Discover now