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Miré a mi alrededor.
Aunque las ventanas de la oficina estuviesen cerradas, ver la nieve desde adentro me provocaba escalofríos.

A mi derecha, Hunter sujetaba un trozo de papel para que su nariz dejara de sangrar, pero no parecía estar funcionando.

Estaba a punto de preguntarle a Tyler qué demonios estaba haciendo aquí cuando me di cuenta de su presencia al otro lado de la habitación, acomodándose sobre su silla.

Tragué saliva, haciendo crujir mis nudillos. Y al mirar a Jack de reojo, con su cabeza apoyada sobre su mano, y su rostro inexpresivo, mis ganas de hablar desaparecieron completamente.

— De acuerdo. — Una mujer entró, cerrando la puerta detrás de ella. Tomó asiento en la enorme silla detrás del escritorio, dirigiéndonos la mirada lentamente, deteniéndose en Hunter, y luego mirándome de vuelta a mí. — Ni siquiera voy a preguntar.

Abrió uno de los cajones ruidosamente, sacando lo que parecía ser un cuaderno y un bolígrafo. Encendió la computadora frente a ella, y soltó un suspiro.

—Tengo el de Tyler, y el de Jack. — rompió el silencio, confundiéndome aún más. — Hunter, ¿Podrías darme el número de tus padres? — Una corriente eléctrica me recorrió de pies a cabeza. Mierda, mierda, mierda.

Hunter estiró ambos de sus brazos.

— Vivo solo.
— Honestamente, eso no me importa en lo más mínimo. — La mujer comenzaba a perder la paciencia. — Sigues siendo menor de edad, ¿No es así?

Hunter dio la vuelta al escritorio, tomando el bolígrafo y escribiendo algo sobre el cuaderno.

— Muy amable. — continuó, mirándome con una sonrisa. — ¿Podrías darme el número de tu madre, Thomas?
— No sé su número.
— Qué curioso. — frunció el ceño. —¿Tu madre no vive contigo?

Me limité a negar con la cabeza.

— Ella vive en Charleston.
— Es muy lejos. — Arqueó una ceja, traté de entender a lo que se refería exactamente, pero no lo logré. — ¿Dónde está tu padre?

Dejé de escuchar los latidos de mi corazón por un momento.

— Murió.
— No es cierto. — Tyler respondió instantáneamente. — Su padre está en algún lugar de Inglaterra.

Fulminé a Tyler con la mirada, pero fingió no darse cuenta. Estaba molesto conmigo, era un hecho.

Hunter se volvió hacia mí, sonriendo. Aún sujetaba el papel, ahora con más fuerza.

Jódete. — gesticulé sin emitir ningún sonido. Pareció entender perfectamente porque sólo comenzó a reír.
— Entonces, ¿Thomas? — la mujer sonrió falsamente, y tuve que contener las ganas de salir corriendo de ese lugar.

Negué con la cabeza.

— Está muerto para mí. — tragué saliva. — Incluso si tuviera su número, no lo llamaría ni en millón de años.

La mujer pareció mirarme con compasión, y soltó un suspiro.
Cerró el cuaderno, guardándolo de vuelta en el cajón.

— Pueden irse. — frotó su rostro con una de sus manos. — Que sea la última vez, muchachos. Váyanse a casa, sólo por hoy.

Señaló la puerta entreabierta, y me puse de pie torpemente, seguido por Hunter.

— Thomas. — tomó mi brazo. — Lo siento. ¿Estás bien?
— Vete a la mierda, Hunter. — me solté de su agarre, corriendo por el pasillo.
— ¡Thomas! — escuché la voz de Jack llamarme desde algún lado. Dejé de correr, pero me dirigí al estacionamiento de cualquier manera.

Tyler se encontraba estático junto a mi auto. Había olvidado por un momento que yo lo había traído, que vivía en el mismo lugar que yo, y que tendría que soportar el silencio por el resto del camino.

Subió al auto, cerrando la puerta lentamente detrás de él, soltando un suspiro.

Puse el auto en marcha, mirándolo de reojo de vez en cuando. Se mantuvo con la mirada baja, jugando con sus manos.

— Thomas, yo lo siento ta...
— Silencio. — ordené, haciéndolo tragar saliva ruidosamente. — No quiero hablar de eso nunca más.
— ¡Besaste a mi novio!

Di la vuelta bruscamente, haciendo que el auto detrás de mí hiciera sonar el claxon.

Detuve el auto repentinamente frente a una tienda, tomando a Tyler por sorpresa.

— Mierda, Thomas. — puso su mano sobre su pecho, cerrando los ojos.
— Él no es tu novio, Tyler. Él ni siquiera es tu amigo.
— ¿Estás diciendo que lo besaste sólo porque no es mi novio?

Apreté el volante con una de mis manos, tratando de no perder la cabeza.

— Estoy diciendo que no te quiere, Tyler, entiéndelo de una buena vez. — me volví hacia él, mirándolo directo a los ojos.
— Mientes.
— ¡¿Es en serio, Tyler?! ¿Crees que lo hubiera besado porque lo quiero? ¡No, Tyler! ¡Él me besó a mí!

Apartó la mirada.

— Thomas, Siento haber dicho lo de tu pad...
— No, Tyler. — aceleré, dando la vuelta. — No me importa. Yo no no podría haberte hecho lo mismo a ti. No podría haberlo hecho nunca.

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Apoyé mi cabeza en el respaldo del sofá, abrazando mis rodillas al pecho.
Encendí la pantalla del móvil, e intenté llamar a Cara una vez más.

Hola, no puedo atenderte ahora. Deja un mensaje. — escuché nuevamente el buzón de voz, más o menos por octava vez.
— Cara, soy Thomas... otra vez. Necesito hablar contigo de... pues, de todo. Por favor, Cara. Yo... te necesito.

Y colgué.

Tomé el encendedor de la mesa de noche, y encendí un cigarro de la cajetilla que le robé a Hunter.

— No fumes. — Tyler apareció repentinamente en la sala, sentándose a mi lado, mirando algún punto en el color blanco del muro que está a varios metros de nosotros.

Suelto el humo lentamente, casi cerrando los ojos. El silencio parecía invadir la sala tan rápidamente que estuve a punto de ponerme de pie y largarme de ahí.

— Yo... yo lo siento tanto por siempre arruinarlo todo. — tragó saliva, y continuó: — Nunca te lo he dicho, pero tengo miedo. Tengo mucho miedo. Tengo miedo de abrir los ojos un día y darme cuenta de que tú no estás ahí. De que estoy solo. De que te fuiste porque tú... porque tú nunca me has necesitado, Thomas. Tú nunca me vas a necesitar como yo te necesito a ti. Tú nunca dependerías de mí, ni de nadie. Y es que eres tan increíble, Thomas. No sé si nunca te has dado cuenta. Tengo miedo de perderte. Tengo mucho miedo de que te apartes de mí.

Levantó la mirada, aún con su voz quebradiza y sus ojos cristalizados.

— Eres un completo idiota. — dije, rompiendo la distancia y tomándolo entre mis brazos. Sollozó. Podía sentir sus lágrimas frías caer sobre mi pecho y sus brazos sosteniéndome con fuerza. — Ya no llores, Tyler. — acaricié su cabello negro con una de mis manos. — Te prometí que estaría aquí para siempre.

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Capítulo largo a petición de Ware-ware
Gracias a todas por todo el apoyo. Las amo.
xo

boys. Where stories live. Discover now