Capítulo 3

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Mi mente volvió a quedar en blanco, me apoye en la pared y comencé a resbalar hasta llegar al suelo y llorar.

—No mi Ana, por favor no me los quites, los quiero conmigo, mi nena y mi pequeño. Por favor Dios no me los quites—rogaba silenciosamente. Ahí tirado en un suelo de un hospital, rendido, acabado, si a ellos les pasaba algo iba a ser culpa mía, solo mía.

Perdí la noción del tiempo incluso creo que me quede dormido, unos toques de hombro me despertaron.

— ¿Es familiar de Anastasia Grey?

Asentí frenéticamente, quería preguntar cómo estaba mi esposa pero las palabras quedaron enredadas en la punta de la lengua.

—Su esposa esta fuera de peligro, al igual que él bebe, solo que a partir de ahora tendrá mucho más cuidado, su embarazo es muy delicado, tendrá que estar en cama por 3 semanas—dijo con tono muy profesional.

— ¿Puedo...verla?—estaba nervioso, talvez ya no quiere estar conmigo.

—Claro, pero por favor no la altere—me guio por el pasillo, me di cuenta que eran puras habitaciones—Es esta—dijo y abrió la puerta, Ana frotando su vientre y susurrándole cosas.

No se dio cuenta de que estaba acá hasta que cerré la puerta.

—Hola—dije cauteloso, temiendo a su rechazo.

—Hola Chris—me dio una sonrisa encantadora, como si nada hubiera pasado.

— ¿No me odias?—susurre con miedo. Ella solo puso los ojos en blanco, en otra situación me hubiera enojado con ella pero ahora no, solo indica que ella bien.

—Nunca lo haría.

—Pensé...que no querías volverme a ver, soy el peor marido del mundo—dije mientras caía de rodillas enfrente de su cama, así como la noche que me entregué por completo a ella.

—Siempre te voy a querer volver a ver—comenzó a acariciar mi cabello—Al igual que el pequeño Blip—acaricia mi mejilla.

—Por un momento creí...que no te volvería a ver...Perdón Ana, todo esto es culpa mía, lo siento tanto—las lágrimas me traicionaron, me desahogue ahí mismo, sobre las sabanas que cubrían a mi esposa en un cuarto de hospital.

—Shh, no llores cariño, ves, estamos bien y no nos iremos de tu lado por mucho tiempo—dijo con voz dulce y soltando algunas risitas.

—No quiero que te vayas nunca Ana, tu...tu eres mi vida, la luz de mi vida.

—Y tú eres la mía Christian.

No sé cuánto tiempo pasamos así, pero estaba cómodo, sobre el vientre de mi amada, sabiendo que dentro de ella vivía una pequeña criatura que es el fruto de nuestro amor.

—Blip—susurre, acariciando su pancita.

—Blip, nuestro pequeño Blip—puso su pequeña mano sobre la mía.

Me levante porque ya me estaba comenzando a doler las rodillas, jale la banca que estaba al lado de la cama y me senté mirando en dirección a mi bella esposa.

—Te vez cansado, descansa un rato Christian—dijo.

—No estoy cansado, solo estoy preocupado—susurre.

—Tu cara dice otra cosa, anda ve a dormir, yo estaré bien.

—Ana, comprende, no me voy a ir, si quieres que duerma, dormiré en sillón—me levante de la banca y me recosté en el sillón, mirando en su dirección. Ella me veía divertida.

—Ven—me llamo haciéndome un espacio a su lado.

—Ana...no...te voy a lastimar—dije.

—No me vas a lastimar, no voy a permitir que mi esposo duerma en un sofá, o por lo menos no hoy, no hiciste nada para que te mandara a dormir ahí—soltó risitas, que me uní a ella.

—Descansa nena—le di un beso en el flequillo.

—Descansa mi cincuenta—susurro y su respiración de fue acompasando, la mire por un rato y caí dormido.

¿Que hubiera pasado si...? #PGreySteele2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora