Capítulo Cinco - ¿No desayunas?

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5. ¿No desayunas?

Harry no encontró lo que buscaba, y eso le produjo una sensación de inquietud. Sin embargo, no quiso darle mucha importancia, porque se lo podría haber dejado en cualquier lugar: en la casa de sus tíos, en la de Draco o en la de Ron. No había nada de qué preocuparse.

Se lió tanto buscándolo que se le echó la hora encima y cuando se quiso dar cuenta era más de media noche. Con un bostezo se había metido en la cama, un poco culpable por haberse olvidado de Draco.

A la mañana siguiente, se levantó rápidamente, se vistió igual de rápido y bajó para desayunar. No había mucha gente ahí, pues era aún muy pronto, así que se resignó a desayunar cualquier cosa y a esperar a Draco. En cuanto le vio entrando por la puerta, se levantó y se dirigió a su lado.

  —Draco, perdona por no haber bajado a estar contigo. Me lié y se me echó la hora... —empezó a decir Harry deprisa, pero no terminó la frase porque Draco le interrumpió con pinta de no estar enterándose de nada.

  —Harry, Harry, espera un poco —alzó las palmas hacia el pelinegro—. ¿Qué ocurre?

Harry le miró. Tenía el cabello despeinado, como si no le hubiera apetecido mucho peinárselo, y mostraba esa expresión tan característica de cuando te acabas de levantar. 

  —Hum... ¿no estás molesto conmigo?

Draco suspiró pesadamente, pasándose una mano por el rostro.

—Es muy pronto, Harry. No me apetece ni abrir los ojos, ¿te crees que me va a apetecer estar molesto contigo? —sonrió con cansancio y le rodeó los hombros cariñosamente—. No te preocupes, ayer fui directo a la sala común de Slytherin. Qué quieres que te diga, a mí también se me olvidó que dijiste de pasada que nos veríamos luego.

Harry sonrió.

  —Qué poco caso me haces a veces.

—Oh, cállate —le dio un toque cariñoso en el brazo—. ¿Nos vamos fuera de las miradas cotillas?— murmuró Draco—. Hay un chico en Hufflepuff que no te deja de mirar y como siga así lo mataré.

Harry soltó una risa.

  —Ese chico es Ernie Macmillan, de Hufflepuff. No te preocupes, sólo somos amigos —miró que el rubio se dirigía a la puerta— ¿No desayunas?

—Ya desayunaré otra cosa  —le echó una mirada significativa.

Harry  soltó una carcajada mientras sus mejillas se encendían.

—Mira que eres vulgar.

Draco abrió la boca teatralmente, haciendo que estaba ofendido.

—Y tú mal pensado. Me refería a la satisfacción de tu compañía, nada más —Harry le envió una mirada significante —. ¡Otra vez pensando mal! —alzó los brazos, exasperado —. Tendrás que hacerte un lavado de cerebro, cariño.

Harry le dio un toque cariñoso en el costado y se alejaron del Gran Comedor en dirección a los verdes jardines que rodeaban el castillo. Sin embargo, escucharon una voz que les llamaba a lo lejos y se giraron. 

—¡Potter, Potter! 

Era la profesora McGonagall con un montón de papeles en una mano. Les observó perpleja durante un momento mientras se giraban, Draco con el brazo sobre los hombros de Harry. Pero esa expresión desapareció tan rápido como había aparecido y las comisuras de sus labios subieron tiernamente.

—Potter, aquí tiene su horario —le entregó uno de los papeles que sostenía—. Malfoy, te veo radiante. El profesor Snape está repartiendo vuestros horarios, acércate para coger uno. Os deseo un buen primer día —se despidió ladeando la cabeza y se marchó. 

El Trágico Final || Drarry || TERMINADA y EDITADAWhere stories live. Discover now