Capítulo 8: Perdedora

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—Segunda pelea: ¡Mila vs Edward! —anunció Eric, caminando con sus manos detrás de la espalda y mirándome fijamente. Mi rostro cambió de expresión totalmente, ¿Con Edward pelearía? ¿Acaso Eric era toda una farsa y simplemente le gustaba hacerme sufrir?

—Amiga, te ha tocado lo más difícil —me murmuró Christina. Sentí mis músculos tensos, las costillas que primero había atacado Peter y luego Molly aún dolían un poco, y estoy segura que Edward me golpeará allí.

—Si yo gané contra Molly recién, tu puedes hacer esto —me dijo Tris tomándome de la muñeca. Ella lucía su moretón ahora más apagado, tirando para el color amarillo. Llevaba su rubio cabello algo despeinado y su nariz goteaba un poco de sangre.

Me puse de pie algo nerviosa y caminé hacia el cuadrilátero. Edward hizo lo mismo, lo cual hizo que mi estómago tuviera una contracción por mis nervios, yo sabía pelear y había aprendido muchísimos movimientos de lo que Cuatro y Eric nos enseñaban. Pero Edward era superior a mí en todos los aspectos.

—Que quede todo bien, Hamilton —dijo el rubio estirando una de sus manos. Yo lo miré confundida, pero acerqué mi mano y las estrechamos. Tras un suspiro de Cuatro nos separamos y ya nos colocamos en posición de pelea.

"Por favor que no duela" pensé. Prefería que Edward solo me noqueara de una vez, pero se darían cuenta que no di pelea. Y para dar pelea, tiene que doler.

Me atreví a acercarme primero para tener iniciativa. Tragué saliva, y suspiré para calmarme mientras le lanzaba un golpe a Edward, quién lo esquivo y pegó otro en mi estómago. Aproveché que bajó un poco la guardia para golpearlo con mi pierna en las costillas. Si las mías dolían así de mucho, deberían doler igual las de él.

"No está hecho de acero" me dije a mí misma. Edward tambaleó un poco, pero no pareció afectarle tanto. Retrocedí dos pasos, sintiéndome totalmente observada. Edward avanzó hacia mí rápidamente y me golpeó en el rostro muy duramente, eso me mareó bastante y comencé a sentir como la sangre brotaba de mi nariz.

—Tú puedes hacerlo, vamos Mila —habló Tris alentándome. 

Sonreí solo por pocos segundos, mientras me cubría de otros golpes de Edward. Pude pegarle en la mandíbula pero mis nudillos me dolieron bastante al hacerlo contra el hueso. Edward retrocedió y me pegó una patada que hizo que caiga al suelo.

Me levanté y con el impulso lo empujé. Él puso sus manos detrás para detener la caída, por lo que le pegué una patada en el estómago y un puñetazo en la garganta. Sin embargo con sus piernas me enganchó y caí totalmente de espaldas golpeándome la cabeza contra el duro y frío suelo.

Intenté defenderme y golpearlo con mis rodillas, pero Edward se puso sobre mí y terminó la pelea con un golpe por parte de él en mi mandíbula. No me noqueó del todo, pero la verdad era que ya no podía pelear más. Edward era muy pesado y mis intentos por pegarle habían gastado toda mi energía.

Sentí la mandíbula dormida y algo torcida, por lo que me puse de pie totalmente inconsciente de que Edward pensaría que la pelea seguía.

Volvió a golpearme, yo me lo quité de encima y le pegué dos rodillazos en sus costillas, pero él me tomó de la pierna y me tumbó, con él sobre mí. Mi cabeza volvió a golpear el suelo. Quería golpearlo, al menos para quitármelo de encima porque su peso estaba asfixiándome, además de que su rodilla estaba contra mi estómago.

Me golpeó de nuevo en el rostro y sentí como mis inútiles brazos no respondían. Pude girar mi cabeza antes de que me de otro golpe y él me sorprendió. Me dió un cabezazo, y así fue como vi todo negro, sintiendo un pitido insoportable con mis oídos y el calor que brotaba de la sangre en mi nariz.

Soldiers - Eric/DivergenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora