●Capítulo 30●

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-Jack-

Elsa queda inmóvil en el momento en el que beso su frente. Estiro mis brazos y la rodeo completamente con ellos.

Verla es como si el alma volviera a mi cuerpo. Mi corazón retumbaba como tambor en mi pecho y no sabía cómo descifrar esta dicha que me inunda completamente. Elsa, está conmigo, ahora... Justo cuando iba a ir en busca de Lottie. Creí que hoy sería un día más sin ella, otro día en vela deseándole lo mejor, ya no. Ha vuelto. Esta en mis brazos, la siento tan frágil y tan... Mal. No puedo negar que al verla mi corazón se estrujo de dolor. La veo tan mal.

Nunca en toda mi vida la había visto en este estado tan deprimente y me duele, me duele mucho. Esta tan demacrada. Me duele no ver aquella elegancia emerger de ella, de verdad que se siente como si espinas se enterrarán en mi corazón. Me tortura saber que no pude hacer nada para evitar todo su sufrimiento. Hubiera preferido estar yo en su lugar, para que ella no sufriese nada.

Desde luego note que estaba muy desalineada. Poco me importo ello, lo único en lo que pienso es que esta con vida aquí, justamente conmigo. No puedo pensar nada más que la felicidad que brincontea de todo mi ser. Estoy tan feliz. Me siento como una bomba la cual en cualquier momento reventará a carcajadas.

Al fin me siento un poco más descansado.

Elsa no levanta los brazos para estrecharme, no se mueve, pero sé que está tranquila, su respiración delata ello.

Levante la vista para toparme con la chica con la que vino. No puedo evitar mirarle con recelo, me parece tan familiar.

—¿T-te conozco de algún lado? —Cuestione.

—Si, eh, trabajo en el mismo lugar que Elsa.

Mi memoria volvió como una oleada. Es la secretaria. Pero, no tenía importancia comentar ello, debo saber sobre esto. ¿Cómo Elsa escapó?, ¿Qué es lo que pasó?

—¿Dónde encontró a Elsa? —Toque el punto. Necesito saberlo urgentemente —¿Q-Qué sucedió?, ¿Qué sabes?

Las manos de ella subieron titubeantemente a mi torso y se aferró a mí con ligereza. Comencé a sentir que su respiración se aceleraba, sus hombros subían y bajaban con más rapidez.

La morena ladeo la boca, le veo incomoda. Entonces, con Elsa agarrada a mi como una niña pequeña me hice a un lado abriendo por completo la puerta de mi casa.

—Pasa, por favor y toma asiento —Trace una corta sonrisa en mi rostro —si gusta —Ella asintió luego de pensarlo por unos segundos y procedió a entrar haciendo resonar sus tacones.

Noté que mí platinada no tenía ninguna intención de soltarme, así que, lastimosamente la separé de mi con delicadeza tomándola de los hombros, para deslizar mis manos hasta las suyas. Se agarró con mucha fuerza a mis manos, enterrando un poco sus uñas largas en mis dedos. Ella continuo cabizbaja y nerviosa. Sus labios bajo la sombra de su flequillo se veían en una línea recta en extrema tensión.

—Hey —Le susurré sutilmente para que alzará la mirada. Ella no lo hizo, así que procedí a levantar su mirar tomando su barbilla con mis dedos.

Oh, cielos, aguantaba las fuertes ganas de estrecharla en mis brazos hasta dejarla sin aliento. No quería porque no se sobre su estado, se le muy perturbada y no quisiera cometer alguna negligencia, quiero ser lo más cuidadoso posible. Puedo saber lo rota que estaba con solo tener sus ojos fijos en los míos. Es como si la Elsa que yo conocía desapareció y llegó una totalmente desconocida, pero sé que poco a poco volverá.

Sus azulados ojos temblaron cuando comenzaron a brillar en señal de próximas lágrimas. Su labio inferior comenzó a temblar y sin poder evitarlo soltó un sollozo.

Another Stalker |#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora