Parte Única

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Kirishima sólo deseaba una simple y tranquila cena familiar, al principio sus padres parecían querer colaborar, pero cuando comenzaron a atosigarlo con preguntas entendió que su paz acabaría. Sabía que querían demostrar quien era el más interesado en él, aunque a ninguno le importara su opinión en absoluto, buscando únicamente ganar el favoritismo de su hijo para lastimar al otro, era cuestión de tiempo para que la bomba explotara.

-Hijo ¿Qué tal el equipo de béisbol?

Tick...

- ¿Es en serio?-mascullaba la mujer por lo bajo.

Tick...

- ¿Qué?-quiso saber el hombre, recibiendo una risita de la mujer-. Escúpelo.

Tick, tick...

- ¿Esa es forma de hablarle a una mujer? Desagradable con su esposa e indiferente hacía su hijo, si fueses buen padre sabrías que hace fútbol.

Tick, tick, tick...

-Mírate, ¿tu hablando de paternidad? Una madre que vive en la calle...

Tick, tick, tick, tick...

- ¡Ja! Eso es porque yo trabajo d-e ver-dad.

¡BOOM!

-Eres una...

Y ahí estaba, otra pelea, siempre había algo por lo que discutir, algo que recriminarle al otro, un fantasma del pasado que él no conocía pero que ellos traían para herirse mutuamente. Kirishima se cubría los oídos, sin embargo las voces seguían ahí en su cabeza, más y más alto. Cada grito, cada palabrota era un golpe a su corazón, las lágrimas se acumulaban haciendo sus ojos arder.

'Vete a la mierda'

No más...

'Me lo llevaré'

No más...

'Es mi hijo'

No más...

'Nunca te amé'

- ¡Basta!-gritó tan fuerte que sus padres voltearon a él-. No quiero esto, no puedo más. No los quiero.

Salió corriendo, sus lágrimas desbordaron cayendo a medida que avanzaba, estaba triste, cansado, molesto... Sólo quería escapar, huir de los gritos, de las peleas, de su vida que se estaba cayendo a pedazos con apenas 15 años.

Escapó una calle... Dos... ¿era suficiente?

'Bueno para nada'

Corrió tres... Cuatro...

'Puta barata'

Una más... Una más...

'Hijo de puta ¿crees que golpearme te sacará de la mierda?'

Cuánto, ¿cuánto más tendría que correr para alejar las voces? Los pulmones le ardían, ellas seguían allí. Tenía la nariz roja y aguada, los ojos salpicados en lágrimas, el aliento frío exhalando humo por correr en camiseta durante el invierno y los pies mojados pero todo seguía ahí. Siguió corriendo hasta que el centro de Tokio lo encontró y le invitó a detenerse para mirar a su alrededor.

Estás perdido le dijo la centellante luz de un cartel luminoso. Las voces seguían ahí.

Cállense, por favor, déjenme tranquilo.

Giró sobre sus pies, la gran noche había caído, la ciudad se vaciaba, nadie quería quedarse afuera en el frío, nadie quería preocuparse por el raro chico en medio de la calle llorando como un niño pequeño, todos hacían oídos sordos y ojos ciegos.

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⏰ Letzte Aktualisierung: Apr 12, 2018 ⏰

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