Prólogo 1/2

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Elliot POV
Te encantaría saber la historia de cómo nos conocimos. Está llena de lágrimas, sudor, sangre y mucho amor. Tal vez te aburra, sólo diré que el desenlace romperá muchos traseros. Ésta comienza en uno de los peores días de mi vida. Mi perro había muerto; le habíamos creado su propio ataúd y un espacio en el jardín trasero. Después del funeral, corrí hacia mi habitación. Mi hermano había estado usando mi computadora para jugar Minecraft; ese juego de una persona cubito que construye cosas cubito con herramientas cubito. Le quité la computadora y entré en Spotify. Puse mi playlist favorita, era de sólo canciones tristes. Agarré mi celular, y recibí una notificación de Instagram.

RoxanaEsMuyLinda: Hey! recibe un año gratis en Spotify Premium, sólo toca este link.

Sí, nuestro primer mensaje fue uno de spam.

ElliotTédeLimón: Eh, no, gracias. Eso es una farsa, además odio el spam.

RoxanaEsMuyLinda: Oh, lo lamento mucho, Señor Té de Limón. ¿Ese es su verdadero nombre? Si es que no odia que le pregunten algo básico.

Ese mensaje me sacó una sonrisa. No era culpa de la chica que mi día fuera tan mierda.

ElliotTédeLimón: No, mi nombre es Elliot, y no me molesta, Doña Roxana.

Mandé el mensaje, y toqué el nombre del usuario para poder ver con quien hablaba. Pasaba foto tras foto hasta recibir notificación de su mensaje.

RoxanaEsMuyLinda: ¡¿Doña Roxana?! Hey, te pasaste ahí. Me debías decir 'Linda'. Yo sé que en este momento te encuentras viendo las fotos de mi perfil, a que soy bonita.

ElliotTédeLimón: Uff, no. Yo sólo le digo 'Linda' a las personas que lo son. Y esas fotos...no. No estás ni cerca de serlo. Deberías cambiarte el nombre a: 'RoxanaEsMuyFea'

La verdad, no era fea; lo contrario, era muy linda, pero no la dejaría saberlo.

RoxanaEsMuyLinda: :( ¿Fea...? Oh... ¿Qué no te gusta? Estoy muy gorda, ¿no? Agh, sabía que debería dejar de comer más seguido.

ElliotTédeLimón: No, no estás gorda. Tranquila. Y no te diré que es lo que te hace fea.

Dejó de contestar, así que tiré mi celular en la cama. No esperaba que contestara nuevamente, después de todo le dije que era fea. «Es muy sensible» pensé. Me levanté de la silla en la que me encontraba sentado, y de una, la realidad me pegó en la cara, como una cachetada con una tostada. Me di cuenta de lo que me sucedía, mi perro no volvería. La ansiedad recorrió mi cuerpo, y comencé a llorar por el hecho de que yo me encontraba ríendo con una chica mientras esto había sucedido.

Uno Tú y Otro YoWhere stories live. Discover now