Chocolates igual a Felicidad

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CAPÍTULO 6.

¿Dónde nos quedamos? o , ; dejamos a nuestra Valeria llorando por las malas palabras de Afrodita 

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Orestes no podía creer que su madre, una mujer tan fina y educada se refiera a alguien tan despectivamente, y más si era un miembro de la familia, con mucha indignación corrió hacia el cuarto de su prima para ver si esta se encontraba bien, lo que vió al momento de abrir la puerta le rompió el corazón en miles de pedazos.

En la cama se encontraba Valeria, con los lentes en el piso, los ojos rojos e hinchados y las mejillas húmedas por todas las lágrimas que había creado.

-No llores prima, me parte el alma verte así 

-Déjame Orestes, fuera de mi cuarto

-No, no hasta que dejes de llorar y me muestres esa sonrisa que tanto me encanta 

Valeria no podía evitarlo, no podia negarse a una petición de Orestes, por lo que intento complacerlo y sonrio, cosa que a èl le causo mucha gracia

-Si supiera que te ibas a reir, creeme nunca lo hubiera intentado

Orestes intentando aguantar la risa

-Ya va gordita, espera un momento, no me rió porque me causa gracia tu situación

-¿Ah no? - Replico ella?- entonces si no es por eso, entonces ¿porque es? 

"Piensa rápido Orestes" .Se decía a mismo "antes de que la gordita se enfade más contigo" 

-Bueno - Balbuceo - me río de un chiste que me contó Benigno hace rato 

(Benigno era el jardinero y cadete del Capitán Segundo Villahermoso, que resulta que es el tío segundo de Orestes, si, la ironía del nombre se cuenta solo) 

-Aja y esperas que te crea esa mentira

-No vale mi gorda bella

-Yo no soy bella

-"Aja y esperas que me crea esa mentira?" - dijo imitando lo que Valeria hace un rato había dicho

Era inevitable no sonreir cuando se tenía a este hombre tan cerca, es como si mi cuerpo tuviera vida propia cada vez que me hablase o me mirase, ¡rayos Val!, con él no hay escapatoria.

-Okey si, soy bella, soy la mujer más bella que tus ojos han visto

-Así es

-No mientas tan descaradamente, se que Chiqui es tu novia, y ella sí es bella y tiene un cuerpazo y...

-Y nada gordita, ella tiene una "belleza" diferente a la tuya, hasta podría atreverme a decir que la tuya es la verdadera

Pero Dios mio, como es posible que pueda decir tal cosa con una cara tan seria, si yo estuviera en su lugar probablemente estaría hiperventilando. Ojalá estuviera Chiqui aquí para ver como reaccionaria a las palabras de su querido novio, seguramente se estuviera retorciendo de los celos, punto para Valeria.

-Orestes no se que decir

-No digas nada y...

Él dejó la frase en el aire y se fué acercando, yo a la par fuí retrocediendo hasta que topé con la pared del cuarto, Dios mío, jamás había tenido un momento así con alguien, y pasó lo peor que me podría pasar, me dió un ataque de asma, empecé a hiperventilar y agitar las manos desesperadamente en mi bolsillo buscando el inhalador. Orestes al ver mi reacción se asustó, me agarro por los hombros y exigió saber que demonios estaba pasando conmigo. 

Con la respiración entrecortada señalé con mi mano la garganta y dije

-In..ha..la..dor

Fué la única palabra que dije mientras mi cuerpo cedía y caía en la cama, menos mal que junto los cabos rápido y gritó "TE ESTÁ DANDO UN ATAQUE DE ASMA", acto seguido buscó en mi bolsillo y cuanto encontró lo buscaba se puso encima de mí mientras me metía el inhalador en la boca y recitaba "Respira mi gorda, respira", cuando ya pude recobrar el aliento le di la gracias y le pedi porfavor que se quitara a horcajadas de mi, creanme que me fué muy dificil pedirle que hiciera eso, mientras lo hacía puso su cuerpo al lado y dejó caer su antebrazo encima de sus ojos.

-Gordita -dijo mientras buscaba mi mano para agarrarla- no me vuelvas a hacer esto, casi me matas de un susto, no sabía que eras asmática 

-Lo siento Orestes, no sé qué me pasó -Mentira, mentira, mentira, oh tú gran mentirosa, sabes perfectamente lo que te pasó, tu corazón no pudo aguantar tanta cercanía con él, ¿y cuál es tú mecanismo de defensa? darte un maldito ataque de asma- rara vez me suceden cosas como esta

Como estaba muy nerviosa busque en mi otro el otro mecanismo que me tranquilizaba, bombones de chocolate y empezé no comerlo, sino a devorarlo. Orestes se percató de esto y pegó un brinco de la cama al suelo

-¿Chocolates? te gustan mucho no? -asentí con la cabeza mientras uno se derretía en mi  boca- te voy a comprar uno, no, una caja, así cada vez que te comas uno vas a pensar en mí, ya vengo mi gorda

Después de pronunciar aquello, me agarró la cara y me beso la frente, de la impresión ahogue un grito mientras salía por la puerta un energizado Orestes, para mis adentros solo podía pensar

No necesito que me regales chocolates para que piense en ti, si tu nunca sales de mi cabeza mi amor.  

Mi Gorda BellaWhere stories live. Discover now