Justo cuando estaba a punto de cruzar la calle y llegar a la parada, mi teléfono comenzó a vibrar en mi bolsillo. Fue curioso cómo mis manos comenzaron a temblar y mi corazón latió con anticipación para ver un nombre particular en la pantalla del teléfono.

Una pequeña sonrisa, que se formó en mis labios sin mi conocimiento, desapareció tan rápido cuando vi un número desconocido. Dudé por un momento, pero al final decidí responder.

- ¿Sí?

- ¿Aria? – una voz tenue y amortiguada era casi inaudible debido a la música.

Entrecerré los ojos, tratando de entender cada palabra a pesar del ruido. El sonido de los coches que pasaban no me ayudaba.

- ¿Quién es? No puedo escucharte.

- ¿Aria? – repitió el chico. - ¡Soy yo, Aria! ¡Jake! ¿Puedes oírme? Dios, ¡ese maldito DJ me está volviendo loco!

No pude evitar reírme al escuchar su pequeño comentario. Gritó algo, como si estuviera pidiendo a alguien que lo sustituyera, y luego la música se hizo menos audible con cada segundo. Un momento después escuché el sonido de un portazo.

- ¿Lo mataste? – bromeé, cuando el ruido desapareció por completo.

- ¿Qué?

- Al DJ – le expliqué, sentándome en el banco y esperando al autobús. - ¿Lo mataste? Ya no se escucha la música.

Lo escuché cambiar su teléfono de una mano a la otra y cerrar su chaqueta. Intencionalmente miré mi chaqueta desabrochada y me estremecí, dándome cuenta de lo frío que estaba el ambiente. Jake suspiró antes de hablar de nuevo.

- No, acabo de salir.

Parecía que no estaba de humor para bromear. Solté un "oh" en respuesta, de repente, cansada de hablar. Hubo un breve silencio antes de que Jake se aclarase la garganta.

- ¿Dónde estás?

- ¿Por qué lo preguntas?

- ¿Puedes venir al club? – hizo una pausa y pude sentir la vacilación en su voz. Me moví nerviosamente en el banco, sabiendo que me estaba ocultando algo o que quería decir algo que probablemente no me iba a gustar. – Walter está aquí.

Mi mente dejó de funcionar por un momento después de escuchar ese nombre que me era tan familiar. No quería verlo. No quería saber dónde estaba y qué estaba haciendo. Eso es lo que debería decir, pero sorprendentemente las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta. Mi corazón dio un pequeño salto mortal antes de comenzar a latir más rápido y me resultó sorprendente lo difícil que me era respirar.

Esa desagradable conmoción en mi estómago apareció de nuevo y me incliné hacia adelante, clocando los codos en los muslos. Definitivamente me estaba volviendo loca...

- No me importa, Jake.

Por un segundo sentí que esa respuesta utilizó todas mis fuerzas. Cerré los ojos, esperando recuperar mi energía, pero no me ayudó en absoluto. – No quiero hablar sobre Walter. Estoy...

- Su padre está en el hospital – me interrumpió. – No está nada bien, Aria.

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Ni siquiera podía respirar cuando llegué al club. Mis pulmones estaban gritando en busca de aire, pero a pesar del dolor ardiente no me molesté en dejar de correr ni por un segundo. Al final, mi corazón latía como un loco, casi listo para saltar de mi pecho. Me incliné, poniendo las manos en las rodillas y tratando de tomar una respiración profunda. Sentí una pulsación en la cabeza y tuve que cerrar los ojos para evitar vomitas. Al menos sabía que mi condición era peor que nunca.

El Playboy tiene un Secreto, [SP#4]Where stories live. Discover now