Capítulo 22 - final

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Vale, vale, es el final. Dado que elegí escribir las dos historias de modo que puedan leerse por separado, es el capítulo más repetitivo, pero os espera un pequeño epílogo.

Gracias, chicas. Sobran más palabras. No esperaba que os gustara tanto. Después de subir el epílogo os pondré a elegir entre las dos historias, así que preparaos. Besitos :)))

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Noviembre 2013 —Íria

No me di cuenta dónde me habían llevado mis pies hasta que la casa apareció ante mi vista. Ignoraba poseer el entrenamiento físico necesario para resistir a esa carrera, pero una vez más me demostraba a mí misma que podía superar mis límites.

Me detuve, buscando en mi mente los verdaderos motivos por los cuales me encontraba ante la puerta de Jared. La respuesta me vino tan fluida como si la tuviera desde siempre: se habían acabado las mentiras, era hora de desnudarme emocionalmente. No obstante, para ir desde el «pensar» al «hacer», debía traspasar la barrera del «actuar». Así que me quedé ante la puerta con los pies pegados al suelo. Literalmente. Estaba cien por cien segura de que era lo que deseaba, pero el miedo del rechazo me convertía en una estatua helada. En mi interior el corazón martilleaba en vano sin conseguir calentar las venas.

No sé cuánto tiempo me mantuve así, pero la noche ya estaba en su poder cuando empecé a sentir los dedos entumecidos por el frío y la inmovilidad. Me dije que si no me movía ahora, no lo haría jamás. Subí los tres escalones hasta la puerta y me quedé con la mano en el aire cuando esta se abrió antes de que pudiera completar la acción.

Jared tenía las llaves del coche en la mano. Era evidente que su intención era de salir, pero se detuvo y me miró un largo segundo.                                                                                                   

—¿Quieres entrar? —preguntó.

Procuré leer algo en su rostro, pero tenía la luz atrás y su expresión estaba escondida por las sombras.

—No. No tengo mucho que decirte. Prefiero quedarme aquí —me escuché a mí misma hablando sin saber quién dio el comando de abrir la boca.

Jared cerró la puerta a sus espaldas y se sentó en un escalón. Hice lo mismo porque no sentía mis pies y tenía miedo de caer de rodillas. Estaba dispuesta a hacerlo si fuera necesario, pero primero debía preparar el terreno e intentar no dañarme demasiado en la caída.

—Me gustaría que me dejaras hablar a mí, antes de nada —dijo.

Su voz era baja y profunda, el tono serio no anunciaba una discusión placentera. Asentí con la cabeza y me abracé, aunque el frío que calaba mis huesos venía desde mi interior y no había manera de alejarlo. Miré hacia adelante en la oscuridad, evitando cualquier contacto con él. Me negaba a sentir su fragancia, a observar el perfil duro de su rostro. Todo lo que le relacionaba debilitaba mi decisión.

—Los dos sabemos que han quedado palabras no dichas entre nosotros —empezó—. Es el momento de que vean la luz. Debemos poner punto… a todo.

La sangre abandonó mis venas. Ni la chaqueta comprada con la garantía de que aguantaba temperaturas polares, ni el hecho de que me abrazaba me sirvieron. Debemos poner punto a todo… Era el final, entendí. El final de los finales, el punto desde el cual nada podía ser cambiado.

—Aquel día tuve una idea que me pareció maravillosa y que iba a satisfacer mis necesidades. Había notado que evitabas discutir el tema de la universidad y creía que sabía el motivo: no podías pagarla.

Sencillamente perfecto (SIN EDITAR) - TERMINADAWhere stories live. Discover now