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La ciudad estaba bastante tranquila, el aire soplaba fresco y arruyador. La luna se veía preciosa desde cualquier parte de la ciudad, las estrellas inundaban el cielo con un brillo romántico. Una noche digna de poetas y enamorados.

En la cima de un edificio se encontraban tres hombres, dos de ellos de rodillas frente a una figura bastante extraña. Cubierto en un traje de espandex a rojo y negro, una katana en una mano y una pistola en la otra, amenazaba a ambos hombres a sus pies.

-lo pregunto por última vez, ¿donde está Francis?- miro al hombre a la derecha, este se miraba bastante golpeado - vamos hermano, muero de hambre, no me mantengas aquí tanto tiempo, mi restaurante favorito está por cerrar- sin embargo, el no dijo nada - bien, no me dejas opción -

Tomó al hombre del piso y lo jaló de la camisa hasta la orilla del edificio, una caída de más de diez metros bastante tentadora pensaba el - última oportunidad - dijo en un tono cantado. Uno.... Dos.... Tres..... Y el hombre cayó con un grito - que poco hombre, grito como perra en celo. Ahora tu, dime lo que quiero saber si no quieres terminar igual que tu amigo la puta de aya -

El hombre pareció pensarlo bastante, pero cuando aquella figura imponente se acercó y lo levantó de la camisa comenzó a llorar - ¡esta bien, esta bien, te diré donde está! -
-jaja, que nena. Bien, ¿donde esta? -
-New York, está en New York -
-bien..... Gracias. Espera aquí en lo que alguien viene a recogerte. Aunque claro, quien sabe si alguien quiere venir a recoger a una basura como tu. Bueno, adiós - y justo como al anterior, lo lanzó desde lo más alto del edificio.

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Tacos. Eso era lo que comía, una orden de tacos bastante buena, aunque no lo suficiente para el. No había otra opción, las chimichangas se habían terminado, ni siquiera por que el dueño era como su amigo había tenido la decencia de guardar aunque fuese una, pero bueno, ya se arreglaría después. Terminó su comida y salió del lugar camino a su mugroso apartamento.

Una calle poco transitada, gente bastante sospechosa por todos lados, y sin embargo nadie se metía con el, ¿por qué? Simple, el era deadpool y todos sabían que no era bueno meterse con aquel desquiciado de mierda, sobre todo por su factor curativo. Muchos habían intentado asaltarlo en el poco tiempo que había vivido en aquel lugar, pero más de uno había terminado con una bala en el trasero por su insolencia.

-¡vaya! Hasta que te dignas en aparecer - la voz rasposa de la vieja llegó hasta sus oídos
-oh ya calla, se que me extrañas pero no es para tanto- le respondió abriendo la puerta frente a él. Se detuvo al visualizar a los hombres en la sala, cuatro hombres armados y con uniformes negros, todos dispersos en la sala, mientras uno de traje estaba sentado por un lado de la vieja, a quien le apuntaba con una pistola de mano.

-buenas noches señor Wilson - su voz era algo aguda para un hombre de su tipo, seguramente tendría entre treinta y cuarenta años, lo delataba su pelo canoso.
-ajá. Así que, ¿en que estas metida ahora anciana? -
-oh por favor, si aquí el único pedazo de mierda eres tu-
-en realidad señor Wilson, esto no es nada más que una propuesta -
-uh no amigo, deberías por lo menos invitarme a cenar primero, digo se que soy irresistible, pero vamos hay que tener límites -
El hombre sonrió - no. Verá señor Wilson, mi jefe tiene un pequeño problema que piensa que usted puede resolver -
-ajá. ¿Cuánto? -
-bueno, nuestro objetivo es de alto riesgo, y debe ser entregado en el menor tiempo posible y en las mejores condiciones. Cada día que pase será menor el precio, pero igual será un buen pago-
-mhm. ¿Y entonces, que debo usar? Si me conoces tan bien debes saber sobre mis métodos -
- Nuestro objetivo es muy inteligente y es necesario un armamento especial, el cual nosotros le Proporcionaremos, sin embargo no podemos permitir que este lo descubra. Haga lo que crea necesario, pero lo necesitamos vivo-
-interesante. Ahora dime, ¿cuál es el problema? -
-oh bueno, es un pequeño problema de arañas. -

Esta historia de amor (spideypool) Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora