Capítulo 4

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Narra Ashley:

La hora de la fiesta comenzaba a acercarse y yo seguía sin estar lista. Mi habitación estaba hecha un desastre. Tenía toda la ropa de mi armario en mi cama. ¿Qué debía ponerme?

Me probé varias prendas hasta que finalmente me decidí por unos jeans negros que se ceñían a mi cuerpo y una camisa blanca anudada al cuello, que dejaba toda mi espalda descubierta. Me ricé el pelo y me apliqué una ligera capa de maquillaje estilizando mis ojos verdes. El resultado no me desagradó, por lo que me coloqué mis botas negras de tacón y me dispuse a ir en busca de Nick.

Fuí a bajar las escaleras cuando lo vi.

Ahí estaba Nick, mirándome desde la parte inferior de las escaleras, asombrado como si nunca se hubiera percatado de mi existencia hasta este momento. Estaba guapísimo, llevaba unos jeans y una camisa blanca que se ceñía perfectamente a su musculado torso marcando algunos de sus notables abdominales.

Le regalé una sonrisa, a la cual no encontré respuesta alguna. Me dispuse a hablar cuando me interrumpió secamente:

—Cambio de planes. Te quedas en casa.

—Muy gracioso Nick, por cierto que guapo estás—dije intentando ser amable.

—No es una broma. No vas a venir. —Espera...¿no es una broma?

—No puedes estar hablando enserio. —al ver que Nick no cambió su expresión, entendí que no estaba de broma—No llevo una hora arreglándome para que me vengas con estas Nick.

—Estoy hablando muy enserio Ashley—dijo con tono cansado desviando su mirada al salón, donde se encontraba un grupo de chicos.

—¿Hay algún problema?—pregunté.

—Tú eres el problema Ashley. No vas a venir hoy conmigo, creo que ha quedado bastante claro ¿no?—me empezaban a escocer los ojos, pero no iba a llorar, no delante de él. Respiré hondo y empecé a gritarle.

—¿Qué yo soy el problema? ¡Pero a ti que es lo que te ocurre! Me ignoras durante toda la semana, luego vienes buscándome a mi habitación y te pones a hablar conmigo como si me conocieras de toda la vida, me invitas a una fiesta a la cual no tenía pensamiento de ir de no ser por tu insistencia y ¡Ahora me das plantón! —Me sentía como una mierda en ese instante—Esto no está siendo nada fácil para mí Nick, y comportándote como un idiota conmigo solo consigues empeorar las cosas.

Nick me miraba sorprendido y a la vez frustrado, puesto que no se esperaba esta contestación por mi parte.

—Ash no quise decir eso de verdad, solo que no puedes venir a la fiesta, al menos no hoy. Tú solo hazme caso por favor. Además llevas tantos días encerrada en tu habitación que no te va a pasar nada por estar un día más—esa fue la gota que colmó el vaso. ¿Enserio me estaba diciendo eso? Me di la vuelta y comencé a subir las escaleras, no sin antes gritarle a Nick: ¡Vete a la mierda!

Subí las escaleras y me encerré en mi cuarto, dando un portazo. Me sentía fatal ahora mismo. Esta primera semana había sido durísima para mí. No conocía a nadie, todos mis amigos estaban en mi antigua ciudad a miles de kilómetros de distancia y aquí no tenía con quien salir a dar una vuelta o hacer cualquiera cosa.  Mi madre se llevaba todo el día con su nuevo marido y apenas tenía tiempo para hablar con su hija. Mi hermanastro intentaba estar el menor tiempo posible en la casa para evitar encontrarse conmigo, y ahora va y me hace esto. Pongo la mano en el fuego a que mi querido hermanito creía que había ganado la batalla. Pero de eso nada, él a mí no me conocía, y de mi nadie se burlaba de esa manera.

Pasaron varios minutos cuando oí como Nick se iba con sus amigos. No me lo pensé dos veces. Salí corriendo escaleras abajo y busqué a Thomas, el chófer de los Anderson, y ahora también mío. Le dije que siguiera el coche de Nick porque se le había olvidado el móvil en casa.

20 minutos más tarde estábamos en la fiesta.

—Gracias Thomas, puedes irte. Volveré a casa con Nick—dije sonriéndole.

—Está bien jovencita. Pásalo bien.

Baje del coche rápidamente y observé a Nick saludando a sus amigos. Aun no me había visto. Pasé por su lado para entrar a la fiesta, y cuando iba a llegar a la puerta noté como alguien me agarraba el brazo.

—Joder Ash, ¿Qué haces? Te vas de aquí ya—me dijo Nick furioso y con la mandíbula tensa.

—Tranquilo "hermanito", solo he venido a la fiesta a la que, por cierto, me invitaste ¿No te acuerdas?—dicho esto, me zafé de su agarre y entré en la casa, dejando a un Nick furioso a mis espaldas.

Nada más entrar en la sala, un profundo olor a tabaco invadió mis fosas nasales. Toda la estancia estaba alumbrada por unos focos de colores. Esto era impresionante, a mi derecha, en la cocina, había un minibar, donde varios camareros suministraban alcohol y a mi izquierda un enorme salón donde las personas bailaban desenfrenadamente.

No sabía muy bien qué hacer, así que iba a ir al salón, para bailar con los demás, cuando alguien me tomó de la cintura. Cuando giré, vi como Nick me miraba fijamente, y de forma casi involuntaria mi mano voló hasta la cara de Nick, como si tuviera vida propia. Descargué toda la furia que había sentido durante esta semana.

—Pero...¿Qué haces?—dijo incrédulo llevándose su mano a su mejilla ahora rojiza debido a mi bofetada.

—No te acerques a mí—dicho esto, me dirigí al salón y me camuflé entre la gente.

Mi mundo patas arriba #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora