Capítulo 28: Gran amigo

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En sus ojos me mira con súplica, de sus ojos no dejan de salir miles de lágrimas, sin embargo se mantiene en su lugar, cuidando a Abel.

Mi pecho se oprime, mi lobo aúlla desesperado,   el solo ver a su pareja en ese estado nos hace recobrar la conciencia.

Mi novio es más importante.

De a poco voy recobrando la compostura, mis patas van volviendo a su forma humana lo más rápido que se me permite, en unos minutos, ya me encuentro en mi forma humana, totalmente desnudo. Entre lágrimas Alec me sonríe de la mejor manera que puede y usando su magia, acerca la burbuja, que aun me tiene cautivo, a su lado, en donde la deshace y debido a mi reflejos caigo de pie.

— ¿Que tenemos que hacer?— estoy dispuesto a hacer lo que sea por Abel.

Sin responderme Alec utiliza la mano derecha, la cual estaba usando antes para mantener la burbuja y en un movimiento rápido se seca las lágrimas, luego, con el mayor cuidado, se quita su chaqueta y deja de curar a Abel por uno segundos.

— Toma, cúbrete— me la extiende y seguida con su mano libre comienza de nuevo a curar a Abel— Está bastante sucia y rota, pero por lo menos servirá para taparte un poco.

Asiento y la recibo agradecido— ¿A donde podemos llevar a Abel?— pregunto mientras me ato a la cintura la chaqueta cubriendo una pequeña parte de mi desnudez.

— Lo llevaremos al hospital, allí habrá gente que puede curarlo— declara mientras fija su mirada en el mencionado.

— ¿A un hospital?¿De que podrán ayudarlo? Son todos humanos y no puede ayudar a Abel con sus métodos tan inservibles, necesitamos a un brujo experimentado en magia de curación— respondo un poco enojado, no tenemos tiempo para soluciones tontas.

— Yo se lo hago, no me discutas— contesta cortante— Ayúdame a sostenerlo— ordena.

Por uno momento, aunque no entiendo que quiere hacer, prefiero creerle y hago lo que dice. Como si se tratase el objeto más delicado, levanto con el máximo cuidado a Abel, paso su brazo derecho por mis hombros, mientras que su brazo izquierdo rodea el cuello de Alec, tanto Alec como yo lo sostenemos de las caderas lo más despacio que podemos.

— ¿Como se supone que un humano atenderá este tipo de heridas?— pregunto nuevamente.

— Hace varios años, el comité de seres sobrenaturales llego a la conclusión de que se necesitaban más lugares, fáciles de acceder, para curar a cualquier entidad— resume Alec— En cada diez hospitales seis tienen seres sobrenaturales guiando este en las sombras, a unos varios kilómetros hay uno, lo siento por la cantidad de magia acumulada.

— ¿Estás seguro?

— Por supuesto, si no, no me arriesgaría tanto— afirma— Ellos nos van a sentir, ya que al alrededor de este tipo de hospitales hay grandes barreras de identificación y protección que solo podemos sentir los seres sobrenaturales y que los humanos ni siquiera lo notan, apenas pasemos por esta, no haremos invisibles para todo aquel que sea humano y solo nos verán personas de nuestra naturaleza.

— Entonces, depositó mi confianza ti— digo totalmente serio, mientras no dejo de mirar a Abel.

Por favor, aguanta un poco más.

Nos vamos a teletransportar, agarralo bien— demanda, en respuesta me limito a asentir— Aquí vamos.

En un abrir y cerrar de ojos, estamos frente a un gran hospital, solo a unos pasos de una escaleras que conducen a la entrada.

El Brujo tiene un MateWhere stories live. Discover now