Capítulo 6: ¿Enfermo?

26.8K 2.2K 495
                                    

Mis ojos brillaban fuertemente resaltando en la oscuridad, parecían dos faroles, nunca me había pasado algo así.

¿Cómo es posible que mis ojos cambien de color?

Solo a los cambiantes les cambia el color de ojos, los alfa tienen el típico color rojo que los identifica, los betas azules y los omegas violetas.

¿Pero amarillo? Eso no existe..

Además a los brujos tampoco deberian cambiarnos de esta manera nuestros ojos.

Mientras me miraba en el espejo tratando de asimilar el color de mis ojos, se escucharon varios ruidos, alguien estaba aquí. Me comencé a desesperar, cerré mis ojos con fuerza y me tire agua en el rostro, esperando que sirva y que mis ojos vuelvan a su color original.

No quiero que nadie vea esto, solo me falta gente chismosa que quiera publicar que mis ojos son dos faroles andantes.

—¡Abel!— alguien gritó mi nombre, pero logré reconocer la voz.

—¡Abe! ¿Dónde te metiste?—volví a escuchar la misma voz, y esta vez logre reconocer al dueño, Alec me estaba buscando.

Abrí mis ojos lentamente, con miedo que aún siguieran de ese extraño color amarillo, pero al abrirlos otra vez, estos ya se encontraban de mi color natural.

¡Maldita sea! Esto cada vez se pone más raro.

—¡¿Abel estás aquí?!—Alec seguía buscándome, y como ahora ya me encontraba "bien" decidí salir.

—Estoy aquí—salí de los baños, Alec miraba para todos lados buscándome con la mirada hasta que dio conmigo.

—¡Diablos! ¡¿Dónde te habías metido?—vino corriendo hacia mi, me reviso y toqueteo por todos lados—¿Estas bien?¿Tienes alguna herida?¿Quieres ir a la enfermería?¿Por qué estás tan sucio?

Un bombardeo de preguntas cayó sobre mí, Alex me miraba preocupado, veía mi cuerpo y trataba de limpiar mi cara. Me ha mirado y tocado tanto, que me siento un objeto en exhibición.

Lancé una carcajada, me parecía muy divertida su manera de actuar.

—¿Eh? ¿Por qué te ríes?—me miro confundido.

—Me has tocado mucho más que mi propia madre— lo mire con una sonrisa burlona, mientras que las mejillas de Alec se tornaban de un fuerte color rojo—¿Nos damos un baño?— comencé a reír más fuerte, Alex se encontraba totalmente avergonzado.

—Tú... pequeña sabandija— Alec me agarró entre sus brazos, y me comenzó a revolver el cabello.

—¡Oye! Despacio que me arruinas— trate de soltarme de su agarre, pero digamos que no tengo fuerzas ni ganas de hacerlo.

—¡Yo que me preocupo por ti y tú te burlas!— me revolvió un poco más mi cabello, hasta que por fin me soltó.

—Perdón, perdón— traté de calmar un poco mi risa.

—¿Por qué te fuiste corriendo de esa manera?— se cruzó de brazos y me miró seriamente.

—Digamos que simplemente me quería ir— esquive su mirada, me conoce demasiado bien y sabe cuándo escondo algo.

—¿En serio?— trato de conectar su mirada conmigo, pero al ver que yo no pensaba ceder, bufo— Me tenías muy preocupado, después de semejante pelea huyes como si nada.

—Estoy bien, solo quería pensar— no me gusta esconder cosas, pero primero necesito encontrar una respuesta a todo esto que está pasando.

—¿Desde cuándo sabes tanto de magia?— me miró atentamente, pero yo me quede callado y no le respondí— No voy a conseguir sacarte información, ¿verdad?

El Brujo tiene un MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora