Capítulo 27: Pequeña sonrisa

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— Gracias por la cena— agradezco a Katy mientras me despido de un beso.

— Es un gusto tenerte— me sonríe emocionada— Cuando nos visitas, además de ser un encanto, haces que Harry coma sin quejarse.

— Mayormente es, porque prefiere la comida rápida ante todo— Marcus, quien se encuentra a su lado, se encoge de hombros.

— Que caprichoso— bufa Alec— Por lo menos el no tiene que cocinar ni poner la mesa.

— Harry ha sido así desde niño, dudo que vaya a cambiar— comenta Julieta, quien durante todo el día ha huido de mi mirada.

Tengo que encontrar un momento para charlar con ella.

— Saben, puede ser una casa muy grande— Harry baja rápidamente las escaleras con las llave del auto en mano— Pero sus quejas me taladran los oídos.

Mi novio se posa a mi lado y como si se tratase de mi mascota, jugueteo con sus cabellos— No dicen nada que no sepa.

Inmediatamente a se le suben todos los colores y gruñe.

— No gruñas, lobo malo— lo reto— Yo te iba a premiar con una hamburguesa.

Harry se tapa el rostro, a la vez que escucho como suspira sonoramente.

Divertido, le quito las manos del rostro y le planto un inocente beso en los labios.

— ¡Esperen un momento!— Alec nos llama la atención, saca su teléfono y apunta hacia nosotros— Avísenme si van a follar.

Carraspeo un poco avergonzado, me pasa muy seguido, cuando estoy con Harry, es como si formáramos una burbuja y me olvido de la gente presente.

No hicieron falta muchos segundos para escuchar la estruendosa carcajada de Marcus, seguida de la de su esposa y Julieta.

— No seas pendejo, que ya te va a tocar— le guiño un ojo.

Alec solo me da media sonrisa y rueda los ojos.

— Será mejor que nos vayamos yendo— en un rápido movimiento Alec me pega un codazo— Muchas gracias por la cena.

— Alec tiene razón, si tardamos más seguramente algo me dirán en casa— les sonrío.

— Mañana también se quedan a cenar— afirma Katy— No es pregunta.

— Seguro— es mejor que estar en mi casa— Chicos vayan yendo, ya los alcanzo.

— Vamos niño berrinchudo—  Alec agarra a Harry de la muñeca mientras este se queja por el apodo.

De reojo los miro, quedándome un poco embobado por el ambiente que hay a su alrededor, es tan cálido. A pesar de que van peleando como dos niños y que Alec se la pase tratando de sacarle la paciencia a Harry, para que obviamente se avergüence, lo cual funciona bastante bien, hace que de cierto modo, mi lindo lobo tenga más experiencia con respecto a las relaciones verdaderas.

Me alegra tanto que se lleven bien.

Julieta, ¿Puedo pedirte algo?— mi voz se escuchó más seria de lo que quería.

— Claro, lo que necesite— me contesta sin titubear, sin embargo ella se niega a que nuestras miradas choquen.

— Amor, dejémoslos solos— declara Marcus, recibiendo como respuesta un asentimiento de su esposa.

— Necesito que hablemos— expongo una vez que los padres de Harry se retiraran— No tiene que ver con algo malo ni parecido, solo necesito tener una charla amena y verdadera contigo.

El Brujo tiene un MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora