5

48 5 13
                                    


Capítulo 5


   —El otro día estaba hablando con mi tía Eunice —iba contándome Dani, mi compañera de trabajo en Barnes & Noble, mientras nos asegurábamos de que todo estuviera asegurado. Ya estábamos cerrando. —Dice que hay un té medicinal que ayuda con el insomnio, la ansiedad, la depresión, todo eso. Le dije, "tía, no necesito nada de eso", y me dijo, "no, pero la hija de Jody sí", y le dije, "tía, eso es poco amable de tu parte". Pero luego lo pensé, y...

—¡Dani! —La detuve, poniendo mis manos sobre sus hombros. Era más baja que yo, pero mayor en edad: tenía veintidós años. Sus mejillas y nariz estaban llenas de pecas. Tenía una cara redonda, los ojos mieles, el cabello rizado y café oscuro. Era hermosa, sí. Pero a veces podía hablar hasta por los codos. —Por última vez, no estoy deprimida. Eso es una enfermedad muy grave. ¡Probablemente ni estuviera trabajando de ser así!

Dani se sonrojó. —De todas formas, te traje un poco. Inténtalo, Mon. ¿Sabes? Mi hermana solía ir a la secundaria contigo, y le pregunté por ti. No parecías feliz tampoco cuando estudiabas en el colegio.

—Nadie luce feliz en la secundaria, Dani. —me defendí. Dani era muy buena compañera, aunque era extraño que se preocupara tanto por mí cuando solo nos veíamos en el trabajo.

Se rió.

—Bueno, tienes razón en eso. Lo siento, puedo...quizá... exagerar un poco las cosas.

—¿Un poco? —alcé una ceja.

—¡Bien! Mucho, demasiado. Es solo que... me di cuenta que me agradas bastante, y quería asegurarme de que estuvieras bien.

     Eso no lo vi venir. Esperaba que no crecieran rumores sobre mi bienestar que hicieran que Jody se preocupara, no quería que me visitara. Al menos, no todavía.

—Gracias, Dani. —respondí con honestidad. Era una chica demasiado simpática. Me hubiera gustado conocerla en secundaria. Su hermana, Gabriela, quién sí dio clases conmigo, no era nada parecida a ella. —También me agradas mucho. De verdad, estoy bien. Solo extraño mucho a Noah.

—Oh, lo sé, Mon. Pero...No te ofendas...—Dani se mordió el labio.

—¿Qué?

—Bueno...

—Solo dilo, Dani.

—Okay. Pienso que no es sano que estés tan unida a él. Eres tu propia persona.

     Tragué saliva. Lo sé, quise decirle. Sé que no es nada sano que mi humor se desmorone siempre que pienso en él. Así como sé que estoy mejorando de a poco: hice nuevos amigos (Dani y los hermanos Donovan), conseguí un empleo el cual he conservado por más tiempo de lo que imaginé, y ya no descuido mi apariencia personal. Sé que ya no necesito su apoyo todos los días. Pero Noah estuvo conmigo en la peor época de mi vida. Es difícil acostumbrarme a que ya no esté allí para mí, para abrazarme y decirme que todo estará bien cuando sienta que el mundo se viene abajo.

     Sin embargo, ha pasado un buen tiempo desde la última vez que me he sentido así. Estoy mejorando. De verdad. Supongo que, simplemente, estoy tratando de acostumbrarme a todos estos cambios desde que comencé a vivir lejos de Jody.

—Nos vemos mañana, Dani. Buenas noches. —Me despedí de ella, quien asintió animada y me deseó buenas noches también.

     Cuando llegué a la casa, lo primero que hice fue darme una larga ducha. Noah me escribió, pidiéndome nuevamente que hagamos una llamada de Skype. La diferencia horaria era de seis horas. Eran las 2:00 A.M. en donde se encontraba él, pero dijo que no tenía sueño, y de verdad quería verme. Decidí que era tiempo de dejar de evitarlo. Después de todo, ya no la estaba pasando tan mal.

MonetWhere stories live. Discover now