Blue Demonflower

Parte 14: Benizakura (Parte 1)

Abrí los ojos, el hambre había desaparecido y el dolor en mi pecho, calmado; miré alrededor, el lugar era algo nostálgico. Mi memoria aún estaba vaga, pero cuando una persona apareció ante mí, con un plato de comida y jarra de agua, o más bien, alcohol. Comencé a recordar.

- Por fin despiertas. Sabes, me tenías muy preocupado.

-¿Quién...?

- ¿Ya no te acuerdas de mí? - inclinó su cabeza de lado.

- Tú...

Y la puerta a mis antiguas memorias se abrieron, este sujeto, era mi hermano menor. Y este lugar, es mi palacio. Hace mucho que ya no venía a este lugar, pues está en el bajo mundo, donde los demonios convivimos en jerarquía. Los de alta clase vivíamos sin problemas, los de media clase se ganaban la vida trabajando, pero los de baja clase no podían mantenerse con vida si no robaban la vida de los humanos a través de los contratos.

El bajo mundo se divide en cuatro estaciones: primavera, verano, otoño y invierno. Cada especie tenía un lugar y a una clase donde pertenecer. En mi caso, yo vivía en el reino de Otoño, pero mi madre era del reino de Primavera así que podía caminar en ambos lugares. Era el primer hijo y sucesor de ambos reinos, pero yo no deseaba aquello, deseaba una vida libre sin tener que preocuparme por otros, solo por mi mismo. Pero era una obligación, ya que era el único por el momento, hasta que Beni nació. Así que se quedó en un acuerdo entre mis padres que cada uno reinaría una estación. Beni, la Primavera y yo, el Otoño. Fuimos entrenados y educados para el papel de *Rey*; llegó el día de la sucesión, en la frontera entre los dos reinos, mi madre junto a Beni y mi padre junto a mí, cada uno sosteniendo el amuleto sagrado de cada lugar. Mi hermano pasó la prueba sin complicaciones y completó su juramento, igualmente yo. Pero un par de días después, desaparecí completamente de bajo mundo. Había escuchado a mi padre, comunicándose a través del espejo con mi madre, que Beni debería heredar ambos reinos, ya que yo, ERA UNA FALLA NACIDA. Pero no tenían opción porque creían que yo reclamaría por ello. Así que, para dejar el camino libre: HUÍ.

Llegué al mundo humano, con la esperanza que aquí nadie me molestaría, pero solo vi la realidad de este mundo: Era más repugnante que el bajo mundo. Las jerarquías eran casi lo mismo, pero había tiranía por parte de la alta sociedad; mientras que, los que no tenían a donde pertenecer, vivía deambulando por las calles o cometiendo crímenes para vivir un día más. Pero, había encontrado algo interesante en los humanos, existían aquellos de ellos que ofrecían TODO para obtener un beneficio. DE ALLÍ: LOS CONTRATOS A LOS DEMONIOS. Nuestros corazones se dividen igual que los humanos en dos partes, pero las nuestras pueden depender con solo una de ellos por un cierto tiempo. Así que para divertirme, comencé a pactar con ellos, pero no ofrecía mi vida a cualquiera que lograba encontrarme, sino a aquellos que podrían entretenerme. Continué viviendo casi un siglo en la tierra gracias a ellos, incluso convivía entre ellos sin problemas. Las mujeres se atraían a mí por mi apariencia y carisma, ellas me entregaban entretenimiento sin que se les pidiera, a diferencia de los hombres, ellos buscaban atacarme y robar mis pertenencias, pero solo terminaban siendo parte de mi bocado.

-Beni...

-¡Por fin! Hermano, te he estado buscando por todas partes, ¿Quién diría que te iba a encontrar medio muerto? - suspiró

-¿Cómo lograste encontrarme...?

- Bueno, no fue tan fácil buscar a un Rey del bajo mundo, pero cuando escuchas acerca de un demonio rojo y gruñón, es más fácil seguir el rastro.

Dejó a un costado la bandeja con la comida y me ayudó a levantar de la cama. De allí me ofreció la comida.

- Come, sé que te has resistido a comer la otra mitad... Tu cuerpo sobrepasó los límites.

- !¡ - Me puse en guardia.

- Tranquilo, no estoy insinuando nada malo... Sólo que me preocupaste mucho cuando vi tu marca a medias...

- ... - Seguí comiendo.

Por un momento hubo un silencio incómodo, de alguna manera sabía que iba a mencionar aquello, ya que es por Aoba, que estoy así... Y Beni siempre ha sido muy considerado conmigo. Fue él quien rompió el silencio.

-¿No... piensas en comértelo?

- ...No - Dejé de comer para responderle - Él... es especial...

Beni siguió mirándome con seriedad.

- Lo conozco desde su niñez, al principio era un estorbo ser su cuidador. Pero a medida que creció... , se hizo muy especial. Nunca creí que llegaría a tomar afecto a un humano como lo hago con él... Es mi FAMILIA... 

-¿... Y que hay de mí? - se reflejó en su mirada un poco de tristeza- ¿Tú ya no nos consideras tu familia?

-... Beni

- Sé que los viejos han sido terribles contigo, pero... -Su voz quebró- Pero yo.. siempre te admiré, eras mi héroe.

Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos carmesí.

-Cuando desapareciste, no sabes cuánta decepción y tristeza sentí... Al principio sentí rencor, pero es porque no sabía cómo te trataban los viejos -Se secó las lágrimas.

-Tú no necesitabas saber nada más que tu posición, Beni. Mereces mucho más de lo que a mí me pertenece.

-Te equivocas. Tal vez ellos crean que eres una falla, pero yo pienso que eres mejor que eso. ¿Porqué deberías ser como ellos predijeron y no como lo que TÚ puedes?

Sus palabras me aclararon las ideas, su optimismo era impresionante. Sentí un alivio inmenso, porque por fin entendí que nunca estuve solo aquí; mi egoísmo, el rencor hacia mis progenitores, habían hecho que me cegara ante la única persona aparte de mis séquitos, que me estimaba tal y como había sido. No dudé en abrazarlo.

-¡¿K-kou?!

-Gracias.

Él recibió mi abrazo con gusto. Tal vez había vuelto a recuperar al hermano que tanto admiraba.

-¿Ellos saben que volví? -Pregunté al separarme de él.

-No, este es mi habitación en Otoño, vengo a inspeccionar el Reino periódicamente -Hace una pausa- Sabes que en cualquier momento puedes reclamar este lugar... 

-No, no creo que me quede aquí para siempre.

-Bueno, lo intenté -Dijo suspirando- ¿Tienes algo que hacer verdad?

-Sí.

CONTINUARÁ...