Mi destino eras tú

4. Declan

Me he pasado las últimas dos horas convenciendo a Luke de que tiene la polla más grande que la mía, pero lo primero que ha hecho ha sido mandarme a la mierda. Después de eso, le he invitado a tomar unas cervezas y ahora mismo está follándose a una tía en los baños del pub al que nos hemos venido. La amiga de la susodicha la tengo al lado, comiéndome la oreja, literalmente. Le he dado a entender varias veces que no estoy de humor, pero no parece haberse enterado de nada. Una vez más, intento apartarla de mí sin ser demasiado brusco.

─ ¿No te da un poco de envidia de lo que esos dos están haciendo ahí dentro?

Su voz es suave y ha utilizado un tono de lo más sensual, pero sigo sin estar receptivo. Cuando lame mi cuello, lo único que me dan son náuseas. Quizás eso sea efecto del par de cervezas de más que llevo ya encima, porque empiezo a verlo todo girar a mi alrededor. Sin embargo, alzo la mano y le pido al camarero que me sirva otra más.

─ Emma, ¿verdad? ─ Dirijo mi mirada hacia ella, que se aparta con gesto indignado.

─ Emily. Mi nombre es Emily.

─ Lo que sea. ─ Digo más para mí mismo que para ella. Pero me ha escuchado, y si las miradas matasen, ahora mismo estaría muerto ─ Si tanto te apetece echar un polvo, ¿por qué no vas y te unes a ellos? Seguro que mi amigo no pone ninguna pega.

─ Eres imbécil.

Coge su bolso de encima de la barra del pub y se pone en pie, no sin antes pasar por mi lado dándome un golpe con el hombro. La cabrona tiene fuerza, porque hace que mi taburete dé media vuelta y yo estoy a punto de echar hasta la primera papilla. Al menos he conseguido mi objetivo, que era quedarme solo para despejarme un poco. Es la segunda tía que me llama imbécil en lo que va de día y a lo mejor un poco de razón sí que tienen. Porque no son ni las diez de la noche y ya estoy borracho. No es la mejor forma de empezar el último curso, el más decisivo, el que determinará mi futuro y bla bla bla. La voz de mi padre se repite en bucle en mi cabeza y yo empiezo a estar harto de escuchar las mismas palabras una y otra vez. Todos los años el mismo discurso, como si fuera un pringado que no da ni un palo al agua, suspendiera todas las asignaturas y fuera a acabar viviendo debajo de un puente. Tampoco sería la primera vez que lo hiciera, pero eso es otra historia. El problema está en que no entiendo qué espera de mí. Bueno, tal vez sí, pero.... Joder, ¿por qué le estoy dando vueltas a esta mierda? Le doy un trago largo a mi cerveza, dejándola casi por la mitad. Si Luke no vuelve en cinco minutos, me largo. Aunque viendo que la morena no ha vuelto del baño, creo que va a estar ocupado durante mucho más rato. Será cabrón. Y luego va lloriqueando porque la tiene pequeña. Que no es verdad. Joder. ¿Por qué estoy pensando en la polla de Luke? Definitivamente tengo que largarme de aquí e irme a dormir la mona cuanto antes. Dejo varios billetes sobre la barra y le digo al camarero que se quede con el cambio antes de ponerme en pie, no sin antes tambalearme hasta que encuentro el equilibrio y me dirijo hacia la puerta. Ya ha anochecido y eso me hace preguntarme cuántas horas han pasado desde que entramos en el pub. El bullicio de la noche empieza a ser evidente, las luces de las farolas ya están encendidas y se nota que la ciudad rebosa de estudiantes que han salido a disfrutar de su primera noche en ella. Los pubs y discotecas ya cuentan con una enorme fila para poder acceder a su interior y yo no puedo evitar fijarme en todas esas chicas que parecen haber rescatado de su armario el mejor modelito que tienen para llamar la atención. Ese es un pensamiento de lo más machista y me recrimino al instante por ello. Se han puesto su mejor modelito porque les ha dado la gana. Punto. Normal que me hayan llamado imbécil dos veces en lo que va de día y seguramente que no sea la última. La tal Emma, Emily o como se llame tenía sus motivos, pero la chica sin nombre no. La estaba ayudando y es así como me lo agradece. Y luego se quejarán de que ya no quedan caballeros. Tampoco es que sea uno, no nos engañemos, pero estaba haciendo una buena acción y me he llevado un insulto de gratis.