Misión clandestina

729 22 2
                                    

La científica había curado las pocas heridas de la chica. Estaba bien. Sin embargo se quedó inconsciente varios días antes de despertar. Al hacerlo reflejó algo que Genesis nunca se planteó. La chica reveló que se llamaba Sohaila y que venía del desierto del Sáhara. Tenía catorce años y durante toda su vida había sido entrenada como espía de élite del gobierno. Había sido criada para eso. Informó de que llevaba casi toda su vida con el caso de los Centauros. Y al parecer había sido enviada junto a un equipo de especialistas para ayudar a Génesis, quien se había involucrado demasiado en el caso. Sin embargo, ella era la única superviviente de todos aquellos agentes. Según las palabras de la chica, Génesis había entrado en la investigación sin darse cuenta y se había convertido en el blanco de muchos importantes personajes quienes prestaban su apoyo y dinero a los Centauros. Y aquel era el motivo de la llegada de Sohaila a las tierras californianas aunque Génesis no comprendía la magnitud de la situación.

- No tengo nada que ver con esos bioterroristas -alegó la científica procurando no despertar a su hermano, que dormía de nuevo-. Yo sólo soy astrónoma.

- Tienes mucho que ver desde que te involucraste demasiado con V-5Alfa.

- Era una estrella y yo una astrónoma. ¿Entiendes la relación o te la dibujo? -respondió Génesis a la defensiva-.

- La relación la entiendo. Podías haberte limitado a trabajar pero te obsesionaste. Llegaste a pensar que era un ovni, ¿te acuerdas? -recordó la chica sorprendiendo a la astrónoma con la cantidad de información que tenía-. Desde eso has sido una de las mujeres más buscadas por los altos cargos del grupo de los Centauros.

- Sí, estuve obsesionada con V-5Alfa -reconoció-, pero después dejé ese asunto. Tengo un hermano del que cuidar.

- ¿Me vas a decir que no sabes que es una bomba de gas y que no piensas hacer nada para evitar que destruya el mundo? Si es así mientes... Hay que tramar una misión para evitar esa catástrofe.

- Debo cuidar de mi hermano. Esa misión pertenece a los agentes de la CIA, la NASA o algo así.

- Si Armageddon o V-5Alfa, como tú la llamas, se estrella contra la Tierra, ¿crees que tu hermano estará a salvo por mucho que lo hayas cuidado? Recapacita, te necesitamos.

- ¿Quién cuidará de Gabriel mientras ayudo a salvar al mundo, Sohaila?

- Yo me quedaré aquí con Gabriel. Puedo cuidarlo perfectamente mientras tú cumples tu función.

Génesis miró detenidamente a Gabriel, que habiéndose despertado jugueteaba con las hormigas que correteaban por el suelo. Sohaila tenía razón. ¿De qué le servía quedarse allí con Gabriel si el mundo se acababa? Así que en los días siguientes Sohaila aprendió rápidamente como tenía que cuidar al hermano de Génesis y esta aprendió lo que tenía que hacer para completar con éxito su misión. Se despidió con ímpetu de Gabriel y no le importó que sus lágrimas se mezclaran con las del niño. Aquello solo reforzaba los lazos que unían sus corazones y sus vidas. Después, echó a correr hacia la ciudad. En poco más de medio día recorrió más de medio camino pero además del cansancio, otra duda asomó por su mente. Tal y como Sohaila había dicho se había hecho un importante hueco en aquella investigación y supuso que su vida corría peligro. Así que decidió volver a adoptar su identidad falsa. Se colocó una peluca rubia y unas hermosas gafas de sol y adoptó por segunda vez su nueva identidad, Paula, sólo que ahora ya no era una reportera sino una heredera millonaria. La rubia alcanzó la ciudad poco antes del anochecer. Había sudado bastante y se sentía cansada y decidió que necesitaba una ducha para oler como se supone que huele la heredera de una gran fortuna. Caminar durante todo un día era una locura. Con el poco dinero del que disponía tuvo que marcharse a un motel de carretera, en el cual tenía permiso para dormir cuatro noches. Las comidas se cobraban aparte, así que tendría que buscarse la vida para no morir de hambre.

Tras darse un buen baño, Paula se puso a pensar en la misión que debía llevar a cabo. Aaron era su objetivo. Al parecer todo el peligro venía de la persona que un día ella consideró su amigo. Así que al día siguiente, con su peluca y sus gafas, se encaminó al laboratorio donde lo conoció. Allí empezó todo aquel chanchullo que tantos males de cabeza había originado. Antes de llegar a entrar observó a Aaron salir de allí para subirse en su coche y salir disparado por la carretera. Génesis sabía al lugar al que se dirigía y lo siguió a pie. Tardó en llegar media hora. Era el laboratorio privado de Aaron, el lugar en el que realizaba sus estudios personales. Se asomó por una de las ventanas y observó que Aaron tenía todo repleto de maquinaria. Poseía también sobre la mesa varios objetos que se utilizaban en el campo metafísico. Génesis recordó las clases que recibió en la universidad sobre metafísica, la ciencia de las apariciones de fantasmas y demás sucesos paranormales. ¿Para qué estaría trabajando aquello un astrónomo como Aaron? La cúpula del laboratorio se abrió y un enorme artilugio en forma de cañón salió lentamente. Aaron comenzó a pulsar botones y a mover palancas y Génesis no dio crédito a lo que estaba viendo. Aaron estaba observando a V-5Alfa con una gran sonrisa de satisfacción. Él había robado V-5Alfa a los Centauros. La mirada del chico se giró hacia la ventana y Génesis quedó descubierta. Salió corriendo esperando que Aaron no la hubiera visto.

De vuelta en el motel y ya sin la peluca rubia, la científica reflexionó sobre su descubrimiento. Lo que había visto aquella tarde reformaba toda su forma de pensar. Aaron nunca fue el buen muchacho que ella creyó. Nunca fue su amigo ni mucho menos su buen consejero. Era un loco. Lo peor de todo era que ella confió en él. Jamás confió en nadie y para una vez que lo había hecho, había acabado siendo un terrible error. Pero estaba dispuesta a pararle los pies. Aaron no iba a salirse con la suya aunque tuviera que perder su vida. Porque Génesis se había decidido a matar si con eso podía proteger a su hermano. 

La Estrella OscuraWhere stories live. Discover now