•Capítulo 20: Golpe bajo•

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Vegeta

El cuerpo me duele, tengo el brazo derecho entumecido y la boca reseca.
Estoy sudando, mi pecho y frente sufre del calor agonizante debajo de lo que parece ser una frazada.

Separo los labios para respirar una bocanada de aire, incluso el pecho sigue doliendo.
Me apoyo con ambos brazos para sentarme en el edredón y lo primero que veo frente a mí es a la mujer.
Está sentada sentada sobre sus rodillas y tiene un cubo de agua entre las piernas, un trapo húmedo entre sus dedos.

Me mira impactada, sus ojos están rojos e hinchados, acaba de llorar como sólo ella sabe hacerlo. Trato de sonreírle y al verme hacerlo tira todas as cosas al piso y se arroja a mis brazos.
La sostengo débilmente por la cintura y se aferra, escucho el fluido de su nariz.

Miro por la ventana, el sol comienza a descender. El ocaso.
De pronto me doy cuenta de que tengo el torso desnudo, seguramente por la fiebre han tenido que quitarme la camisa, así que siento la ropa de Milk contra mi piel.
Cuando ella misma lo nota se aleja empujando mis hombros de forma brusca y con las mejillas rojas.
Acaricia su brazo izquierdo y baja la mirada.

—Me alegro de que despertaras al fin, Vegeta —Dice recogiendo lo que minutos antes había arrojado.

No puedo evitar mirar todos y cada uno de sus actos, sus movimientos son tan finos, tan delicados, como ella. No podría decirse que es débil, porque no lo es.
Ya que termina se acerca a mí y vuelve a ponerse de rodillas. Ahora, con un par de prendas en sus manos.
Son las mías, un pantalón, botas y una camisa de CC y el logo Kame.
Miro sus labios, de nuevo sus ojos.

—Deberías ducharte. Bulma te espera abajo —Se levanta del suelo y retrocede, no da la vuelta pues quizá teme que le mire el trasero.

En cualquier caso, abandona la habitación y me deja solo. Me levanto sin problemas y acecho el cielo mientras termino de quitarme la ropa para colocarme la limpia.
Aun sin pantaloncillos asomo y me inclino para mirar la arena y la playa, es la primera primera vez en mucho tiempo que vuelvo a la casa del Maestro Roshi, cuando entrenaba con el enano de Krillin.
No me ducharé pues de cualquier forma me volveré a ensuciar, tengo muchos asuntos pendientes con los dichosos androides y ahora la otra criatura.
En primer lugar, me siento culpable de que ahora Gohan esté muerto.

Enfrentarse a una Milk es difícil, tener que ver a dos a la cara, cuando sus ambos hijos han sido víctimas de un ataque, no tendrán el mejor humor del mundo.
Vinieron buscando mi ayuda, los he decepcionado, quizás la Milk del futuro tenga una razón válida para odiarme, debí entrenar mejor a su hijo.

Una vez que me siento estable, termino de vestirme y salgo de la habitación. Bajo las escaleras y en la sala están todos juntos. Sentados alrededor de la mesa y descalzos en la alfombra. Esta casa solía ser una de las más animadas.
Ahora mismo parece funeraria.

Milk está sentada, acariciando a su pequeño hijo que tiene recostado en sus piernas, inconsciente. La del futuro apoya la cara entre sus palmas, evita a toda costa que la miren llorar, su hijo está de seguro en la cápsula que tienen sobre la mesa, dentro de una cabina como las que usamos para meter los cadáveres del maestro Roshi y Krillin hace años. Aprieto los puños.
Krillin localizado frente a Roshi y Oolong sostiene una taza de té.
Bulma.
Bulma y su enorme vientre está sentada junto a Trunks, con una mano apretando la alfombra y otra el cabello del lila.
Ninguno se emociona del hecho de que mi enfermedad haya desaparecido, mantienen sus mentes en otro mundo.

Lo Que Pudo SerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora