Capítulo 24

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Puso los ojos en blanco mientras escuchaba las ñoñadas que Clarke le susurraba a Lexa al oído.

—Alguien quiere leer —las picó, observándolas fijamente tras apoyar la cabeza en el tronco del árbol—. Me está subiendo el azúcar.

Lexa se asomó con las mejillas algo sonrojadas y Clarke la miró con aquella sonrisa de pilla que adoptaba de vez en cuando, porque en el fondo se llevaban demasiado bien. Lexa y Clarke volvían a estar en aquel mundo de amor y felicidad en el que vivían durante el año anterior, y ella estaba como una idiota esperando

—Seguro que Octavia también te las dice.

Tuvo que reírse con la frase y negó con la cabeza, volviendo a mirar hacia su libro.

—No necesita decírmelas, lo mío con Octavia es muy diferente.

—Las relaciones son distintas, como las personas —añadió Lexa, que era la que estaba más informada de su relación con la Slytherin morena, con Clarke le daba vergüenza hablarlo. Seguramente Octavia le contaría cosas, aunque se apostaba que no demasiadas, a su chica también le daba vergüenza.

Su chica. Su chica... ¿Serían novias?

Vio que la rubia sonreía en esos momentos y la miró con el ceño fruncido, a veces parecía que podía leerle la mente. La Slytherin miró de nuevo hacia Lexa y agarró su barbilla para besarla con cariño. Uf. Otra vez. Puso los ojos en blanco y volvió a sumergirse en la lectura de aquel libro que le regaló Octavia el día anterior. Al parecer la tonta se escapó a Hogsmeade para comprárselo... bueno, esperaba que no lo hubiera robado. Se mordió el labio, porque en el fondo ese puntito de malota le encantaba e intentaba no pensar de forma consciente que cuando fue a aquel pueblo era de noche. Las tiendas no solían abrir a esas horas.

—¿Te ha pedido ya que seas su novia? —se interesó Clarke tras unos minutos en los que se ocupó de devorar la boca de su novia un buen rato y ella leía perdiéndose el espectáculo.

—No necesita pedírmelo —respondió sin apartar los ojos de las páginas.

—Por ahí viene entonces tu novia —intentó picarla la rubia, y vio que señalaba hacia el castillo.

Se giró y pudo verla mientras caminaba hacia ellas. Su corazón empezó a hacer el idiota nada más sus ojos conectaron y Octavia le regaló una de esas sonrisas chulescas, aquellas que en un principio despreciaba, pero que en esos momentos conseguía que le temblase las piernas. Nada más llegó a su lado se arrodilló y buscó sus labios para besarla antes de tumbarse sobre sus piernas tras saludar a la otra pareja.

—¿Qué tal el examen? —preguntó mientras acariciaba un lado de su rostro.

—Mal —contestó con los ojos cerrados.

—¡Octavia! —la regañó y su voz se unió a la de Lexa, que lo dijo a la vez.

Vio que la Slytherin bufó antes de mirar a Clarke.

—¿Me recuerdas en qué momento nos fijamos en dos empollonas? —Siempre lo hacía y a ella le encantaba, porque llevaba implícito el que estaba colada por ella.

—Yo mucho antes que tú —el recordatorio de Clarke conllevó a que se inclinase hacia Lexa y volviese a besarla. Octavia y ella pusieron los ojos en blanco a la vez, y se sonrieron por la casualidad.

La Slytherin morena aprovechó para agarrar su mano y besar la yema de sus dedos con suavidad antes de dejarla apoyada sobre su abdomen.

—¿De verdad ha ido mal? —susurró y Octavia negó divertida.

The Reckless and the Brave (II). I will follow you into the dark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora