The Reckless and the Brave (II). I will follow you into the dark.

Capítulo 20

Habían convocado una nueva reunión de mortífagos, y la verdad, no le daba ni un poco de buena espina, pero hacia allí se dirigía, en cuerpo, claro, porque su mente estaba en otro lugar. Se había quedado estancada en la noche anterior junto a Lexa y, joder, no podía dejar de pensar en todo lo ocurrido. Se habían quedado allí despiertas varias horas, simplemente disfrutando de la compañía de la otra, regalándose pequeñas caricias y sonrisas hasta que era tan tarde que, si se quedaban un poco más, se encontrarían con los alumnos saliendo hacia el gran comedor para comenzar el día.

No había podido conciliar el sueño después, porque cada vez que cerraba los ojos, la veía a ella, y así era imposible relajarse. Imágenes de lo que acababa de pasar y recuerdos que cada vez se acumulaban más y más en su cerebro, llenaban su mente por completo. Así que en esos momentos se dirigía hacia la casa de los gritos muerta de sueño, pero con una sensación de bienestar que desconocía hasta ese momento.

—¡Clarke, espera! —escuchó a sus espaldas, cuando ya casi se adentraba en la zona donde se encontraba el sauce boxeador, y no tuvo que girarse para saber que se trataba de Octavia—. ¿Por qué mierda nos habrán llamado ahora? Tuvimos una puta reunión ayer.

—Ni idea, pero espero que acabe pronto, estoy muerta —dijo mientras caminaba junto a su amiga.

—¿Noche movida con Woods? —la morena le dio con el puño en el brazo, divertida, y ella simplemente la empujó.

—Cállate, Blake, que sé que no hemos sido las únicas —se la devolvió.

—Increíble, ¿eh? —dijo la de ojos verdes tras unos segundos en silencio, y cuando desvió la mirada, la vio golpeando una pequeña piedra que había en el camino, con las manos metidas en los bolsillos de su túnica—. ¿Quién nos iba a decir a nosotras que íbamos a acabar tirándonos a Reyes y a Woods?

—¿Tirándonos? ¿Eso es todo? —la observó alzando una ceja cuando la chica volvió a levantar la vista, y sonrió cuando vio que se ponía nerviosa.

—Eh... Sí.

—De acuerdo —quiso dejar el tema por ahora, pero tenía más que claro que Octavia estaba sintiendo cosas muy intensas por Raven Reyes. Tal vez casi tanto como las que ella sentía por Lexa.

No tardaron mucho más en llegar a su destino, y ella fue la primera en deslizarse por el pasadizo que conducía al lugar de reunión, seguida de Octavia. Pensó durante unos segundos en las palabras que su amiga había dicho hacía unos minutos antes, y es que tenía toda la razón: ¿Quién les iba a decir a ellas dos que acabarían así? Acudiendo a un lugar donde estaba segura de que ninguna de las dos quería estar, y completamente colgadas por dos personas a las que había dicho odiar durante tanto tiempo.

En cuanto pusieron un pie en la casa de los gritos, se dirigieron a la zona de la estancia donde se mantendría la reunión, y apenas le dio tiempo a entrar cuando se vio agarrada por dos personas que ni siquiera pudo distinguir quiénes eran. No entendía nada, y giró la cabeza para ver el rostro de preocupación de Octavia, y, seguidamente, en cuanto se le ocurrió girarlo un poco, pudo ver a su tío, con media sonrisa asomando en su rostro, junto a Lord Voldemort.

—Clarke Griffin —el señor oscuro se acercó a ella, varita en mano, utilizando aquel tono calmada tan característico, casi arrastrando cada sílaba, y ella apretó la mandíbula, porque no sabía a qué iba todo aquello—. Nos has sido de mucha ayuda hasta el momento presente, y creo que todos los aquí presentes podemos estar de acuerdo con ello, pero me da la sensación de que, últimamente, te has... desviado un poco del buen camino.

¿A qué coño venía todo aquello? Miró hacia detrás y pudo ver a Roan y Ontari, con sonrisas maliciosas cubriendo su rostro y prácticamente lo entendió todo de golpe. Seguro que la habían visto con Lexa en algún momento en el que se pensaba que no había nadie cerca. Joder, no debería haber sido tan jodidamente ingenua. Y le daba igual lo que pudieran hacer con ella, pero se negaba a que le tocasen un pelo a Lexa si quiera.