La lluvia golpeaba con fuerza las ventanas de una casa, en el interior una niña y su madre comían en silencio bajo la luz tenue de las velas.
-Mamá-dijo la pequeña tímida-¿Papá va a regresar con nosotras?
A Imelda se le cristalizaron los ojos, necesitaba ser fuerte por ella y su hija, pero por otra parte, estaba rota por Héctor.
Por su cabeza, pasaba una y otra vez la misma pregunta: ¿Qué hice mal? Tal vez- pensaba, había sido su culpa por dejarlo estar tanto tiempo con Ernesto...
Analizaba sus recuerdos, el día en que se conocieron, cuando se presentó en su casa, la vez que le juró amor eterno y le entrego su anillo de compromiso, su boda...
-Coco, termina de comer y luego hablamos ¿sí?-dijo intentando que no se le notara la voz entrecortada.
La niña asintió en silencio, Imelda seguía sumida en sus recuerdos,
pero tanto ella como él jamás estarían satisfechos por esa decisión...
