Capítulo XLI: and i'm a sucker for the way that you move, babe

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-¿Y?- preguntó Poli con urgencia-. ¿La dejaste? ¿Se encontraron?

Paula había tenido que gritar. El viento arremolinado en las orillas del lago hacía que los árboles de alrededor se mecieran y fuera casi imposible distinguir la voz baja. Brenda ni siquiera había alcanzado a bajarse de la lancha, estaba ocupada terminando de amarrarla al muelle, cuando Poli se le acercó exultante.

-Si, si... Jazmín entró y Flor estaba adentro- le explicó Brenda-. Ya está. Salió todo bien.

La otra aplaudió dando saltitos en el lugar. Brenda se acordó mucho de los retratos de Paula cuando era más chica. Tenía la misma mirada en el rostro.

-No puedo creer que funcionó- dijo, entusiasmada.

-¿Y si se enojan?

-Ah, Brenda, no me arruines la ilusión, ¡por favor!- le pidió Poli, quedandose quieta en el lugar-. Es imposible que se enojen. Lo que hizo Flor por Jazmín es tan... lindo.

Las dos se mantuvieron en silencio por unos segundos, mirando lo negro del cielo nocturno. -Me acuerdo que - comenzó a hablar de la nada Poli la primera vez que me quedé a dormir en la casa de Jazmín era invierno y miramos una película las tres juntas. Ni me acuerdo como se llamaba... pero el protagonista se peleaba con la chica y construía una casa. La hacía toda. La arreglaba entera, de arriba a abajo, con sus propias manos, porque era la casa con la que había soñado ella. Yo ya sé que Flor no la hizo con sus propias manos y sé que no es la misma casa, que esta ya estaba medio hecha... Pero es la idea, ¿viste? ¿No te parece increíble?

-¿Construir una casa?

-No es eso- replicó Paula-. La idea de construir una casa, un hogar, un lugar que solo tiene significado si la habita la otra persona. Que sea para dos.

Las dos se quedaron mirando la isla del otro lado, a pesar de que la cabaña donde ahora estaban Jazmín y Flor estaba escondida doblando la otra orilla. El viento no había amainado, pero las dos se habían olvidado que se avecinaba una tormenta.

-Gracias- le dijo Paula, mirando el horizonte y dirigiendo la mirada a ella.

Se le notaba en las pupilas el destello de felicidad y travesura por su objetivo cumplido. Sin pensarlo para nada, Brenda se acercó mucho, de repente y le dió un beso en los labios, corto y sutil, pero que había estado evaluando desde hacía un montón de tiempo. Paula ni siquiera se movió, estaba anonadada. A los pocos segundos que se separaron, Brenda se dió cuenta. Pudo ver en sus ojos esa mirada extraña. No era reciprocidad ni confusión. Creyó que Paula la miraba con lástima.

-Perdón, perdón... cualquiera...

-Brenda, pará, escuchame...

La chica se separó de inmediato y caminando rápido y a paso seguro, se refugió en el edificio principal del complejo, dejando a Paula sola, parada junto al lago, sin nada que decir.

_____

Jazmín miró alrededor. Las tenues luces que estaban encendidas en las paredes le daban un aura de calidez al lugar. La planta baja no estaba separada, sino interrumpida por una barra de madera que separaba en tres tercios el living y una subdivisión que tal vez hubiera sido ideada originalmente como cocina. Los muebles nuevos estaban sin estrenar, la alfombra no tenía un solo paso caminado encima. A Flor le pareció hermosa, casi poética, la sincronicidad que hacia que Jazmín y ella fueran las primeras personas que iban a pasar la noche ahí.

-No puedo creer que hiciste todo esto- pensó Jazmín, mirando alrededor y encontrando los retratos que ella había bosquejado hacía un tiempo.

Flor no le quitaba los ojos de encima. Es que Jaz era tan linda cuando sonreía.

Nada nos va a separar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora