Capítulo 25

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Capítulo 25

 

_ ¿Cómo está, Amelia?_ le pregunté a mi jefe, al despertar en aquel hospital al que nos habían llevado.

_ Lo lamento, Rodrigo… Lo lamento. Ha caído en coma. Y es probable que no salga de él… Si es que resiste. Perdió mucha sangre y su herida…_ dijo al sentirse culpable, mientras me quedaba en shock, sin poder escuchar más.

   La impotencia y el dolor se apoderaron de todo mi ser. Estaba perdiendo al único ser humano que me había hecho vivir de nuevo. Su rostro, su sonrisa y todo su ser aparecieron en mi mente, haciéndome sentirme desvanecido. Las lágrimas poco a poco bañaron mi rostro. “¿Por qué justamente ahora la vida me hacía eso?” me preguntaba.

   Amelia había ido a parar a terapia intensiva. Estaba muy pálida. Había perdido mucha sangre en aquella herida, algo profunda, que tenía en la espalda.

   Nadie  sabe lo que tiene, hasta que lo pierde. ¿Cuántas veces había escuchado esa frase, sin haberme detenido a pensar en ella? Tantas, que sería absurdo decirlas cuando lo  he aprendido de una dura manera, cuando aún tengo la foto de ella en mis manos, mientras siento un vacío en mi alma. Tenía que pasar por lo que pase para descubrirlo. Para abrir los ojos. Para descubrir lo que en realidad había dentro de mi corazón. Para hacerme sentir lo que sentiría si viviese con su ausencia. Para hacerme ver la tristeza y la impotencia que inundaría mi alma, ahogándome en la soledad de esta habitación. Para hacerme ver que a veces no existen segundas oportunidades. Y lo que puede hacer en la vida un largo adiós, destruyendo, poco a poco, los sueños que antes tenían sentido.

    Amelia se encontraba con tantos aparatos, como si por medio de ellos, ella pudiera continuar con vida. Me acerque más hacia aquella ventana, mientras las lágrimas bañaban mi rostro. Aquel era el resultado de mi error de haberla abandonado cuando más me necesitaba.

_ Amelia…_ susurre al colocar mis manos en aquella ventana que nos separaba, al sólo tener permitido verla allí y no entrar en aquella habitación donde ella se encontraba_. Amelia…

   Me sentía desvanecido de mí. Descubriendo, una vez más, lo importante que ella era en mi vida. Podía ver su rostro con claridad. Mientras la culpa se adhería cada vez más a mis venas.

_ Perdóname… Perdóname..._ susurré_. Me equivoqué… Me equivoqué de tantas maneras. Y te herí. Te hice tanto daño… Y lo que conseguí con ello fue perder mi propia vida. Tú eres mi vida, Amelia… Escúchame… Escúchame… No te mueras… No te mueras… Te amo…

    Vi a una de las enfermeras salir. Debía ya retirarme. Mientras la otra se quedaba allí, cuidando a Amelia.

_ Debe ya retirarse, señor Suarez…

_ Solo un minuto más… Un minuto más, por favor…

_ No debe estar mucho tiempo aquí. Es un área restringida, señor…

    En ese instante, como si fuese una especie de milagro, Amelia abrió los ojos. Miró hacia la ventana y me vio llorando. La vi tratar de mover una de sus  manos, al mismo tiempo, en que sonreía sorprendida al verme allí. Su corazón le indicaba que estaba allí.

_ Rodrigo…_ susurró débilmente, aunque yo no podía escucharla_. Estas aquí…

   Me sentía impotente. Yo era el que debía estar allí, en lugar de ella. Y eso me mataba lentamente.

   La mire, sintiendo la necesidad de estar junto a ella. Pero algo pronto evitaría aquello. Los aparatos que la mantenían con vida empezaron a sonar, mientras ella cerraba sus ojos.

_ Amelia… Amelia… ¡Nena, por favor!... No… No…_ exprese angustiado, mientras veía la enfermera que estaba allí, junto a mí, intentar sacarme de aquella área cuando el médico se lo pidió.

   Cerraron la ventana con la cortina, impidiéndome ver todo aquello. Al mismo tiempo en que trataban de reanimarla. Sentí de repente que perdía una parte de mí. El mundo se me desvanecía por completo ante mis pies.

    Ella había muerto. Fue lo que se me dijo, cuando intenté saber de ella. El dolor atravesó mi alma. Ella había muerto ese día, llevándose una parte de mí.

   Mi vida y todo lo que giraba en ella se transformó en un nada desde entonces. Se había desvanecido en aquel instante, atándome por completo las manos.

   Heme aquí de nuevo, en Sligo, después de cuatro años. Me sentí traicionado por mi jefe cuando él fue incapaz de decirme el lugar en donde serían enterrados los retos de Amelia, llegando a hacer la razón de por qué renuncie al equipo de agente en que trabajaba en Irlanda. Y fue la razón de por qué volví alejarme de este lugar.

   Todos los lugares que mirase, me la regresaría con los recuerdos y las culpas que siempre me acompañarían.

   Si, cuatro años, en que dejé de ser quien solía ser. Y me he convertido en un hombre aún más solitario y tan triste y ausente de sí mismo. Cuatro años en que la he llorado como jamás ante he llorado a nadie. Regresar a Sligo me ha hecho revivir cada uno de esos detalles y momentos que viví junto a ella.

   Nada para mi tenía sentido. Absolutamente nada. Mucho menos ahora, sólo que he venido con un propósito, buscar su tumba y pedirle perdón. Sé en lo más hondo de mi corazón que ella no volverá. Sé que no la veré cruzar el umbral de mi casa. Por lo que hubo un momento en que me obligue a mí mismo a olvidarla, para que el dolor no fuese tan fuerte. Pero, ¿cómo olvidar a lo que más se ha amado en toda tu vida?

   Intentar reír, es mentirme a mí mismo. Ya he olvidado que es reír. Las  lágrimas bañan mi rostro. Volviendo mi alegría en tristeza, mientras mi corazón sigue rompiéndose en pedacitos… La extraño. Mi amor por ella es irrompible.

  No puedo ocultar el simple hecho que el mundo cambio bruscamente para mí. Y desde entonces, he estado perdido en mi soledad.

   Sé que ha pasado mucho tiempo, demasiado desde entonces, y que aunque he intentado tomar el consejo de Jared, el de Eileen y el de mi propio primo, Shane McGeough, a veces me cuesta ver que la vida avanza. Y que a ella no le hubiese gustado verme así. Era algo que jamás se perdonaría. Y tal vez se culparía por haber regresado a Irlanda y haber permitido que algo entre nosotros sucediera.

   Entonces, me pregunto, ¿esto es lo que significa amar?

Crimen de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora