Capítulo 20

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Capítulo 20

   Christopher se había sentido burlado, al ver que siempre había tenido la verdad en sus ojos, pero no se había permitido verla antes. Aquellas fotos recientes que había tomado, le hacía ver las similitudes de aquella persona que había visto junto a Eileen.

_ Eres tú… Tú… Tú…_ caminaba de un lugar al otro, en su habitación, llena de aquellas fotografías de Amelia, que eran testigo de su obsesión._. Te he encontrado de nuevo, Amelia. Eres tú, después de tanto tiempo. Ahora nada impedirá que consiga lo que es mío. Tú eres mía… Sólo mía. Y te haré mía… Sí, como debió suceder siempre.

   Yo, mientras tanto, me encontraba aún impotente, debía comportarme como aquel agente secreto que estaba en su cuidado. Pero, ya no sabía quién ser en frente de ella, por lo que deje que Jared fuese quien se acercarse a ella, mientras yo me dedicaba a cuidar de su espalda. De seguir buscando a quienes la querían muerta. Era la única forma de poder seguir trabajando. De seguir con aquel caso, que en parte me martirizaba, al sentir mi corazón traicionado y engañado.

_ No hablaras con ella…

_ Lo que tenía que decirle, ya se lo dije._ le dije a Jared secamente_. Es mi deber de seguir cuidando su espalda. Pero no seré su amigo fiel. De eso no puedo encargarme…

_ Rodrigo, estas actuando egoístamente.

_ No… Estoy actuando como debí actuar desde un principio. Jamás debí permitir que mi corazón se involucrara en esto. Y mira lo que he conseguido a cambio. Por lo que no me digas que tengo o que no tengo que hacer…

   Mi enojo me cegaba. No me hacía ver lo errado que me encontraba. Ella había tenido razones válidas para haberme mentido. ¿Qué era un nombre? ¿Qué era, cuando quien lo porta es la misma persona en el interior y es quien amas y te ama?

   Tarde tendría que golpearme con esa cruel verdad.

   Por días Christopher había estudiado cada paso que dábamos. Cuidando así hacer visto, sabiendo que sospechábamos de él. Había visto a Jared, lo recordaba, al igual que a mí. Por lo que no necesitaba ser prevenido.

    De pronto había pasado una semana en frente de nosotros. Mientras Amelia y yo nos esquivábamos, limitándonos a cumplir lo que teníamos que hacer. Ella había empezado a salir en las noches, antes de irse a acostar, al patio trasero de la casa de su amiga. Sintiéndose desvanecida al sentir que su corazón se comprimía cada vez más, cuando mis ojos la miraba con indiferencia y frialdad, como si todo lo que hubiese sucedido entre nosotros hubiese sido una vil mentira. Caminó hacía un árbol, perdida en sus pensamientos, recordando cómo nos habíamos conocido, hasta la forma en que la vida nos había reencontrado. Las lágrimas no tardaron en aparecer, mientras en su corazón se hacían mecha todos aquellos recuerdos dolorosos. Un crimen de amor, eso era lo que se había convertido ella. Porque nada de lo que había sucedido antes, se podría considerar una verdad. Todo había sido fundado en una mentira.

   Un ruido extraño, de pronto, la hizo reaccionar, sacándola de sus pensamientos. ¿O acaso había sido producto de su imaginación?

   Se giró, sin hacer otro movimiento, en vez de salir corriendo de regreso, y aquella  fue la peor decisión tomada. Se confió al no ver nada. Hasta que sintió que alguien se abalanzaba sobre ella y la tomaba por la espalda antes de darse la vuelta. Amelia intentó luchar por su vida. Pero era inútil. Aquella persona era aún más fuerte que ella. E  intentaba asfixiarla con aquel paño que tenía en su mano, impregnando de una sustancia fuerte. Era un hombre alto y robusto.

_ Es mejor que me sigas, sino quieres que salga herido alguien esta noche. No lo dudare créeme… Siempre te dije que serías mía.

_ Christopher…_susurró con temor.

_Eres una estúpida…_ dijo al fin mientras colocaba aquel paño húmedo en su rostro, haciéndola de pronto perder todo el conocimiento.

   El pasado y el presente se unieron en su vida, al despertar y encontrase junto a Christopher, en aquel automóvil rumbo a un lugar desconocido, mientras sus manos se encontraban atadas, haciéndola sentir que se hundía aún más en aquel abismo sin salida. Llevándose con ello, poco a poco, sus días y sus momentos felices.

_ Al fin despiertas…

_ ¿A dónde me llevas?

_ Y robarte la sorpresa…_ le expresó con un tono que podía expresarle claramente sus pensamientos.

   ¿Dónde me encontraba si había hecho la promesa de protegerle? ¿Christopher se saldría con la suya?, aquellas preguntas llegaron a su mente de repente. Haciendo desaparecer aquella esperanza pasada.

   Un estremecimiento de miedo discurrió por todo su cuerpo. Tuvo que tragar saliva para pasarse el nudo que se formó en su garganta a causa de eso.

_ Siempre te dije que serías para mí… 

Crimen de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora