Capítulo 1 "El Hijo Pródigo"

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"Su majestad, su hijo ha vuelto"

Aquellas palabras resonaban en la mente de Alan mientras se dirigía al pequeño salón que se encontraba en los más bajo del castillo. La tensión cruzaba por su cuerpo repitiendo para si mismo "Su hijo ha vuelto". Cerró los puños inconscientemente hasta sentir sangre en las yemas de sus dedos. Sacó un pañuelo y limpió su mano con tranquilidad. Los minutos transcurrían como horas a la lentitud con la que caminaba, no se sentía seguro de haber aceptado recibirlo. No estaba seguro de siquiera querer verlo. El rencor seguía latente, la decepción no se había esfumado desde esa noche en la que él huyo.

Sus pasos se detuvieron de golpe, había llegado a su destino. Giró su cuerpo en sentido contrario: Tenía a cuatro soldados escoltándolo quienes no se dignaban a pronunciar palabra alguna sin el consentimiento de su rey.

Le fastiaba el sólo verlos.

—Esperen aquí —dicho esto abrió el gran portón de madera que daba pasó a la habitación en donde sólo atendía sus más oscuros secretos.

Una vez que lo cerró a su espalda vio una conocida sombra moverse en un rincón. Sólo un par de faroles alumbraban aquel ambiente tan tenebroso a la vista de cualquier ser humano. Rodeado de piedras y una pequeña puerta se encontraban aquellas dos personas, llenas de resentimiento en su interior, todo por el mismo motivo.

—Padre... —balbuceó la sombra que se negaba salir a la luz.

El más viejo sintió un leve estremecimiento. No había escuchado aquello de aquel joven, no desde que era un niño. Cuando le mostraba lo bueno que era en todo lo que hacía.

—¿Padre? —repitió Alan con voz firme y autoritaria— Mis dos hijos están lejos del reino. No tengo otro más.

—Su majestad —volvió a hablar la sombra que se dignaba a dar unos tímidos pasos para que Alan lo tuviera a un metro de distancia —He recorrido muchos reinos como vagabundo, he malgastado todo lo que he tenido, he perdido mi nombre, no soy quien para decir esto, pero estoy arrepentido por mis actos y deseo su misericordia de ser aceptado nuevamente.

—Yo te maté —pronunció Alan secamente— Yo divulgué que Jensen Ackles había muerto en la guerra contra Venia, y muchos lloraron tu despedida. Todos menos tu propia familia. Yo lo exigí de aquella manera— Se detuvo un momento para tomar asiento en una de los muebles de la habitación— ¿Cómo crees que se reaccionaría ante tu regreso?

—Nunca hubo cuerpo que quemar, no se siguieron las tradiciones cuando un Ackles fallece, yo...

—Han pasado 12 años Jensen —pronunció Alan directamente. El joven trató de no inmutarse al escuchar el frío tono de su padre después de años, cuando lo desterró y humilló—Sabías las consecuencias en cuanto planeabas tener una vida libertina, eres una desgracia para la familia.

—Deme una oportunidad, padre... —dijo temerosamente—No lo decepcionaré, nunca mas, se lo juro.

Alan era una persona rencorosa. Ese rencor había influenciado negativamente a su reino, perdiendo alianzas y ganando enemigos. Uno en especial que año tras año intentaba derrocar.. Mandaba a sus mejores hombres a luchar en batallas que llevaban meses. Años. Y eso condujo al camino inebitable: La Guerra.

Sombre esa guerra, Alan recordó como contaba a su familia años atrás que sucedería. No se había cumplido como lo predijo, pero Donna, su esposa, lo animaba a conquistar tierras, a ser positivo y entrenar duro a sus tres hijos para que se convirtieran en los mejores soldados. Así lo había hecho: Josh y Jensen practicaban todos los días sus tiros, sus luchas, su propia pequeña guerra. Y él se sentía bien por primera vez. Pero Jensen, en él tenía puesto en él todas sus esperanzas. Toda su fe.

Falsa IdentidadWhere stories live. Discover now