Día 2: Masahiro y sus habilidades en la cocina

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Práctica dulce

Masahiro tomó un cuchillo con su mano derecha y lo enterró con todas sus fuerzas sobre un pobre bizcocho.

Kousuke tragó saliva y miró en silencio como su pareja estaba pasando por un momento de furia, algo poco común en él.

—La tercera es la vencida —comentó tratando de calmar el tenso ambiente, pero fue peor.

Masahiro se dio la vuelta y lo miró con los ojos muy abiertos, tenía el rostro rojo y la mandíbula tiesa. Kousuke sintió escalofríos recorrer su espalda, no estaba acostumbrado a verlo en ese estado, a pesar de que en el fondo le encantaba conocer una nueva faceta en él, el miedo estaba siendo más grande.

—Quedó muy dulce, yo sabía que debía medirme con el azúcar. ¡Esta vez me quedó muy dulce!

—Aún te quedan ingredientes, no creo que haya problema en hacerlo de nuevo.

Masahiro lo miró con mucha seriedad, haciéndolo sentir incómodo nuevamente.

—Al menos esta vez no se te quemó…

El pobre bizcocho volvió a ser acuchillado.

—Yo me lo voy a comer, no lo maltrates tanto —comentó nervioso.

—Tiene mucha azúcar, Kousuke-san. Te hará mal.

—No creo que sea más dulce que tú.

Y Kousuke se sintió internamente agradecido, gracias a ese comentario logró espantar la furia de Masahiro, la cual se debía a su segundo fracaso en hacer un bizcocho. El rostro del adolescente se volvió rojo, comenzó a tartamudear avergonzado, y por fin soltó el inquietante cuchillo que tenía en sus manos, dejándolo sobre una mesa.

—Lo volveré a intentar. Tú sabes lo mucho que quiero aprender a hacer un pastel.

—Lo sé, pero todo a su tiempo.

Masahiro se encargó de hacer la mezcla nuevamente, preocupándose de no volver a pasarse con el azúcar. Kousuke comenzó a comerse los bizcochos rechazados, uno estaba quemado y el otro muy dulce, pero igual eran comestibles, a la misma vez que observaba enternecido como su joven novio hacía su labor con tanta concentración.

El momento de meter el bizcocho al horno llegó, y Masahiro no quiso separarse de la cocina. Se quedó en ella el tiempo aproximado que debía estar el bizcocho horneándose. Cuando llegó el momento de abrirlo, comprobó que estuviera listo y lo sacó para dejarlo reposar afuera.

Ya enfriado, Masahiro lo probó y le gustó el sabor.

—¡Este sí, Kousuke-san! —exclamó emocionado.

Kousuke sonrió con cariño y le acarició la cabeza, felicitándolo.

—Ahora debo rellenarlo y decorarlo.

De esa manera, el tiempo pasó volando, y llegó el último paso, la decoración del pastel. Masahiro echó la crema dentro de una manga pastelera, y con mucho cuidado, comenzó a hacer unos rosones sobre los bordes del pastel.

Para su sorpresa todo iba saliendo bien, sintió una emoción en su pecho, ya le quedaba el último, pero la manga pastelera se separó de la boquilla, abriéndose y cayendo toda la crema sobre el pastel, arruinándose todo.

Masahiro quedó en shock, viendo como su creación estaba destrozada. Kousuke se puso nervioso al ver aquello, sin saber qué decir o hacer, para que la furia no regresara en su novio y el pobre bizcocho sufriera las consecuencias como los anteriores.

Kousuke miró fijamente a Masahiro y luego miró el pastel, nuevamente miró hacia su pareja y explotó en risas, dejando atrás todo su nerviosismo.

Masahiro pegó un salto al escucharlo reír, rápidamente su rostro se puso rojo de la vergüenza y apretó los dientes.

—¡No te rías, Kousuke-san!

Pero su petición fue ignorada y las risas continuaron. Frustrado por ello, tomó un poco de la crema que había destrozado todo y se la tiró en la cara.

—¡No es justo! Todo estaba saliendo bien.

Kousuke recibió la crema en la cara, dejando de reír. En vez de enojarse, saboreó la crema y miró con sorpresa a su pareja.

—Está muy buena —comentó.

Masahiro lo miró dudoso, llevó el poco de crema que había quedado en sus manos a su boca y la probó. Se quedó en silencio sin decir nada.

—Sin duda alguna la cocina es lo tuyo —comentó Kousuke, recibiendo una mirada apenada —no te amargues, todo se aprende con práctica, lo que importa es que tienes buena mano.

Masahiro lo miró sorprendido, se quedó unos segundos analizando lo escuchado y luego sonrió.

—Para la próxima lo haré bien —aseguró.

—Tienes mi apoyo.

Masahiro se acercó a su pareja y le dio un beso en la mejilla.

—Muchas gracias.

Ambos se miraron con cariño, hasta que fueron interrumpidos por dos personas que entraron a la cocina.

—Setagawa, ¿qué cocinarás hoy para la cena? —preguntó Kensuke al entrar.

Masahiro sonrió al escucharlo y lo miró con cariño.

—¿Qué quieres cenar?

Kensuke miró a Hasekura, quien había entrado con él. Sonrió y volvió a mirar a Masahiro para responder.

—¡Yakisoba!

—Está bien.

—¿Hiciste un pastel? ¿puedo probarlo?

—Claro —respondió con una sonrisa.

Para Masahiro el que probaran sus creaciones y les gustara le hacía feliz, por lo que disfrutaba preparando todo tipo de alimentos. Cada vez estaba deseoso de aprender nuevas cosas, así que aquel pastel no se quedaría atrás, a él le gustaba perfeccionarse, y tarde o temprano lo lograría.

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¡Hola!

Quiero agradecer a DoNotFuck por la portada que me hizo. Te quedó hermosa, ¡muchas gracias!

Gracias por leer!

Hasta mañana!

Días Con MasahiroTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon