El regreso

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Acababa de pisar suelo japonés, en el aeropuerto internacional de Narita. Respiro profundo antes de dar su primer paso fuera del aeropuerto, a pesar de estar a Kilómetros de distancia de su hogar ya se sentía en casa.

Como cada año regresaba siempre para esas fechas, uno de los pocos momentos donde él se daba un permiso de su rutina. Era su permitido, siempre arribaba para ir a visitar a su familia para ciertas fechas, en algunas ocasiones eran visitas cortas de no más de una semana, como para principios de agosto, y solo había dos ocasiones que su estadía era que llegaba a cubrir el mes completo, en febrero y diciembre, y la del último mes del año era su favorita.

Decidió no dar aviso de su regreso a su familia, tomo el primer vuelo cuando termino su periodo activo en noviembre evadiendo las palabras de su entrenador, quien le sugirió que tomara el mes de diciembre para entrenar. Durante todo el trayecto su celular estuvo apagado, ni bien salió del aeropuerto tomo el primer taxi a su vista, y se encamino a su casa, donde creció, en el camino comenzó a planificar cada actividad familiar anotándolas en su pequeño block de bolsillo, participar de los ritos de fin de año que nunca se perdía y tenía muchas cosas en mente por hacer.

Toco la puerta en cuanto llego, bajo cada maleta y la deja a su lado antes de tocar el timbre, el sol apenas se estaba ocultando, sintió emoción, por una vez mostró una mueca de felicidad cuando escucho la voz de su madre acercarse a abrirle y luego, después de asegurarse de que no era una ilusión, Ayana Tezuka abrazo a su hijo. Su padre y abuelo no tardaron en aparecer, lo abrazaron, lo felicitaron por su reciente victoria en un torneo en Europa, su padre, Kunihara Tezuka le pidió perdón por no asistir, el trabajo lo tenía ocupado y su abuelo también le pidió disculpas, pero Kunimitsu entendía, el viaje era largo y cansador para un hombre de su edad.

La bella escena familiar tenía un espectador que no podían ver a simple vista ya que acababa de bajarse de un taxi que venía siguiendo al de él de lentes y se había detenido una cuadra antes. Aquel hombre alto y calvo miro expectante, pago el taxi y en cuanto vio a la familia entrar a casa camino hasta la residencia, con una sola idea en mente, despegar al de lentes de su familia. Según él, Jürgen Volk, aquella relación del de lentes muy apegada a sus padres y abuelo estaba siendo nociva para el desarrollo como tenista profesional en plena actividad, y tenistas alemanes le habían encomendado lograr una distancia entre el japonés y su familia, ya que Kunimitsu solo a él lo escucharía.

La familia Tezuka se adentró a la residencia, a paso firme el alemán se acercó y toco el timbre, inmediatamente fue atendido por el padre y el abuelo del de lentes, quienes pensaron que quizás una maleta había quedado olvidada en el taxi y el conductor la había traído cuando se percató unas cuadras después, pero encontraron a quien veían como uno de los mentores del más joven Tezuka.

— Con su permiso. — exclamo sin más, los varones Tezuka no tuvieron opción que abrirle paso.

La residencia Tezuka por dentro era una casa occidental con toques tradicionales, no tuvo que caminar mucho ya que después de la entrada estaba la sala, donde encontró a Kunimitsu pero no como lo esperaba.

El muchacho de veintiún años se encontraba en la sala, no estaba solo sino más bien acompañado, tenía en brazos a un pequeño muy parecido a él que pasaba del año de vida y este lo abrazaba, mientras Kunimitsu abrazaba a un chico castaño de ojos claros y sonrisa amplia. No era una escena esperada, y hasta era una escena que él no creyó ver al menos hasta que Tezuka cumpliera más edad, ya que el mismo le dijo en una ocasión sobre formar una familia cuando llegara a la cúspide de su carrera.

El alemán quedo petrificado ante la escena, no se inmuto ante ella, muchas preguntas había en su cabeza en aquel momento, como cuando fue que ese niño nació y el jamás se enteró, o ver a aquel chico de cabellos castaños tan cariñoso con el de lentes cuando la ajetreada vida como profesional del deporte le impide a Tezuka tener una relación cercana con cualquier persona salvo su equipo como profesional. Demasiadas preguntas surcaron su cabeza y también una llego a llamarle poderosamente, ese chico se le hacía muy familiar.

El Regreso a CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora