Pero ella sabía que era mentira.

—No sé qué pretendes con todo esto Stephen pero ten por seguro que no lograrás nada. Amó a tu hijo y sé que lo que dice ese periódico es una vil mentira. Entre Ehan y Sarah jamás pasó nada y jamás pasará nada.

Los dos se quedaron en silencio un momento mientras se observaban pero lentamente una sonrisa se asomaba en los labios del empresario.

—Sé que esa información es falsa Hanna. Pero me alegra ver la pasión con la que defiendes tu amor por mi hijo— suspiro— por ese mismo motivo... quiero pedirte perdón.

Y con esas palabras ella se desmayó.

Bueno casi.

Hanna estaba segura que su cara era un poema.

Stephen Hilton. El mismo hombre que le había destruido la vida se encontraba en ese momento pidiéndole perdón en su cocina.

— Hace años te juzgue muy mal y me dejé llevar por mi arrogancia. Sé que te cause mucho daño...

Una risa cínica salió de los labios de Hanna— ¿Mucho Daño? Usted me arruino la vida. Por su culpa, mis hijos conocieron a su padre hasta apenas hace unos meses sin contar que me pidió que abortara— dijo dejando salir todo ese rencor que llevaba adentro.

—Y me arrepentirme de eso todos los días que me quedan— le dijo con la voz tensa— sé que un perdón no cambiará el pasado pero lo que quiero es cambiar el presente.

Hanna lo observó aún con enojo. Pensar en todo lo que había vivido por culpa de ese hombre...

—Un par de semanas después que mi hijo y tú llegarán a la mansión, Giselle me confesó que había escuchado una conversación donde tú estabas hablando sobre los millones que ganaste sólo con comprometerte con un Hilton. No era la primera vez que me encontraba con una cazafortunas y no sería la última.

—Pero... pero eso es mentira— declaró Hanna con los ojos abiertos de la sorpresa— Yo jamás me he jactado sobre casarme con un Hilton.

—Yo confiaba en Giselle. No Tenía ningún motivo por el cuál desconfiar de ella.

—Pero es una mentirosa. Yo jamás he hecho algo así.

—Ahora lo sé— dijo Stephen dejando a Hanna sin saber que decir— Fue ella la que dio la información falsa a la prensa sobre el compromiso de Ehan y esa chica. No sé todavía cuál era la finalidad pero estoy seguro que buscaba separarlos. Ella fue la que ingresó a un fotógrafo al edificio para que capturara a mi hijo en una situación comprometida y así lograr que la relación de ustedes terminara o al menos eso creemos.

Hanna se acercó hasta la mesa y tomo el periódico con furia mientras buscaba el dichoso artículo. Pero no tuvo que buscar mucho; la foto de Ehan y Sarah besándose cubrió casi toda la página en la sección de farándula.

Sentía como su sangre hervía al ver esa imagen, era una mujer celosa y no podía ver a su chico besando a otra. Lo peor es que Hanna sabía que en esa foto, fue Sarah la que lo beso; ella distinguía como Ehan la estaba empujando por los hombros para alejarla de él.

Comenzó a leer el artículo y sus sentimientos iban variando entre la furia y la indignación. Giselle era una idiota. ¿Enserio creía que ella se tragaría toda esa basura amarillista?

—Es una vil embustera. Todo esto es falso; Ehan y Sarah no tienen nada...

—Lo sé, por la mañana cuando mi esposa se topó con ese artículo, se levantó rápidamente y me obligó a ir al departamento de Ehan. — sonrió con melancolía al recordar el rostro de tristeza se su hijo— cuando llegamos el pobre estaba desesperado, no sabía qué hacer. Si venir a hablar contigo o ir y quemar la imprenta del periódico. Ha amenazado a toda el área de redacción ya que no le daban información sobre la persona que había dado las declaraciones.

Nuestra Segunda Oportunidad. Saga: NYC N° 3Where stories live. Discover now